En plena celebración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Nico Hines, periodista del medio estadounidense The Daily Beast, publicó un reportaje sobre la homosexualidad en el deporte que dista mucho de ser un ejemplo de ética periodística –además resultar un documento homófobo e irresponsable–.
Hines, heterosexual y casado, se dedicó a contactar a través de la aplicación de citas Grindr a varios deportistas que se encontraban en la villa olímpica de Río. Durante las conversaciones, el periodista consiguió información suficiente como para poder identificar a los atletas: altura, peso, nacionalidad, etc., datos que publicó en su reportaje a sabiendas de que ninguno de esos atletas había salido del armario públicamente y que algunos provienen de países en los que la homosexualidad está penada.
A pesar de que el medio ha retirado el reportaje y en su lugar ha emitido una carta de disculpa, la carga homófoba del mismo, que gira en torno a un hecho que no debería ser noticioso en Estados Unidos, la falta de respeto y el daño a la integridad física de los deportistas quedan latentes en este inoportuno y lamentable suceso que ya ha sido denunciado públicamente por deportistas abiertamente gays como el nadador de Tonga Amini Fonua, que también compite estos días en Río 2016.
Por su parte, el Comité Olímpico Internacional ha tachado de inaceptable esta publicación y ha comunicado que Hines ya ha sido envido de vuelta casa, aunque el medio aún no lo ha confirmado.