No hay día en que no se luche por que actos como el ocurrido hace unos días en París no sucedan más. A la salida del metro de la capital francesa, una mujer trans fue agredida por un grupo de hombres que se manifestaban por la democracia en Argelia. Después de ser despeinada por uno de ellos, el grupo comienza a insultarla y a entonar canciones transfóbicas.
A pesar de que una de las manifestantes la sujeta del brazo para ayudarla, la mujer, lógicamente alterada, sube unas escaleras para encontrarse con el resto del grupo. Es entonces cuando la agresión pasa de ser verbal para llegar a lo físico. Recibe varios puñetazos y una patada, hasta que se agacha y es protegida por miembros de seguridad del metro.
Anne Hidalgo, alcaldesa de la ciudad, ha denunciado a través de un tuit incidentes LGTBfóbicos como el que ocupa estas líneas, tachándolo de «acto intolerable».
La ministra de Igualdad francesa, Marlène Schiappa, también ha mostrado su apoyo a la víctima y ha condenado el acto. «Las LGTBfobias no son opiniones, sino estupidez y odio. Ellos agreden y matan», sentencia en un tuit que debería servir de ejemplo a toda la sociedad.