Guti, ¿por qué te ofende que te llamen maricón?

Una oportunidad perdida. Antes de entrar en materia, vaya por delante que aquí jamás se justifiicará a los que usen la condición sexual para intentar ofender a un tercero. Particularmente, estamos hartos de que en el mundo del fútbol se use un ‘maricón’ como insulto fácil ante la impunidad de los que deberían erradicar la violencia […]

22 septiembre, 2016
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Guti, ¿por qué te ofende que te llamen maricón?

Una oportunidad perdida. Antes de entrar en materia, vaya por delante que aquí jamás se justifiicará a los que usen la condición sexual para intentar ofender a un tercero. Particularmente, estamos hartos de que en el mundo del fútbol se use un ‘maricón’ como insulto fácil ante la impunidad de los que deberían erradicar la violencia detro de un estadio. Porque mientras se persigue la xenofobia y el racismo (con acierto, por supuesto), el vacío legal sobre este tipo de conductas asusta. Y anima.

Y si no que se lo digan a Cristiano Ronaldo, centro de diana de acomplejados cada fin de semana cuya afición favorita reside en creerse con la legitimitad de meterle y sacarle de un armario ficticio. A los que se les llena la boca por abanderar una cruzada para que la ley se cumpla, se les olvida que ser gay no es una tara y por ello sí es reprochable que constantemente se utilice para vejar a un profesional.

Así, cada vez que escuchemos o leamos un ‘maricón’ en el mundo del balompié hay que plantearse todo lo que el término acarrea. No cuenten con la Liga de Fútbol Profesional y el Consejo Superior de Deportes, que andan agazapados detrás de la cortina de la ambigüedad buscando sinónimos. Y a la Fiscalía de Delitos de Odio de la Comunidad de Madrid se le pide que actúe de oficio, pero no cuaja. Más de 160 agresiones homófobas en su territorio en lo que va de 2016 evidencian la falta de toma de decisiones. Turno para los protagonistas.

Guti, ¿por qué te ofende que te llamen maricón?

Hace unos días se volvía viral una pancarta fake creada por un homófobo en un videojuego que rezaba “Guti Maricón” y nos apresuramos a censurar el gesto. Una vez más, y desde hace dos décadas, se le ponía apellido al ex futbolista del Real Madrid con la intención de ponerle nervioso. Polémico donde los haya, su respuesta no se haría esperar. Un tweet abrazado a Romina Belluscio y unos “besos, abrazos y amapolas” ciertamente desafortunados arrojaban gasolina al fuego. Recuerden que no ofende quien quiere, sino quien puede.

Aquí es donde se apela al sentido de responsabilidad mediática: no se puede alimentar al que discrimina quedando poco más que a su altura. Querido Guti, ¿por qué te ofende si además no lo eres? No hace falta que justifiques lo orgulloso que estás de tu heterosexualidad, ni exhibas a tu mujer como trofeo de macho alfa. Nos hubiese gustado más un “me da igual que me llaméis maricón, la condición sexual de una persona jamás debería ser utilizada como un insulto”, y en estas líneas estaríamos ahora alabando ese guiño. Y no sabes lo beneficioso que puede ser un detalle como ese dentro de una comunidad que sufre el tabú de la no visibilidad en el deporte.

Insisto, nada justifica la gratuidad con la que se te sigue agrediendo aun retirado. Pero la normalización consiste en restar importancia y apoyar con contundencia. De aquellos polvos vienen estos lodos, y nadie saca la escoba para barrerlos…

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