El atentado de Orlando, en el que murieron cincuenta personas del colectivo LGTB, fue el germen de La golondrina. Una obra escrita por el catalán Guillem Clua que está moviendo aplausos y conciencias tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Testigo de ello es el actor Félix Gómez, quien protagoniza junto a Carmen Maura la versión española.
Tras pasar varias semanas en Madrid, ambos están recorriendo el país con este texto que, tal y como Gómez asegura, «es una reivindicación». Un mensaje que te mueve algo dentro y pretende poner su granito de arena para construir una sociedad mejor.
SHANGAY ⇒ ¿Qué se encuentra el público cuando va a ver La golondrina?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Siempre digo que es un drama sanador. El público hace el mismo viaje que los personajes, se deshace y se libera con nosotros. Es una catarsis muy bonita. La excusa por la que comienza la función es que mi personaje, Ramón, va a visitar a una profesora de canto, Amelia, porque necesita preparar una canción para el funeral de su madre, y a raíz de esa canción va saliendo todo, porque esa canción significa algo para los dos.
SHANGAY ⇒ Has dicho en alguna ocasión que la función trata de sentir el dolor del otro…
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Una de mis frases favoritas del texto me la dice el personaje de Carmen a mí: «¿Qué es lo que nos hace humanos?». Yo le digo que el amor, como algo obvio. Y me dice, “no, lo que nos hace verdaderamente humanos es la capacidad de sentir como propio el dolor de los demás”. El saber escuchar, el ponerte en el lugar del otro. Y de eso va la función, son dos personas que poco a poco se van a ir desencontrando, y van a tener que ponerse en el lugar del otro para poder volver encontrarse y salir de ese embrollo.
SHANGAY ⇒ No abunda esa empatía hoy en día…
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Por desgracia, no. Si hubiera un poquito más de esto, todos los problemas que estamos teniendo se resolverían. Pero no somos capaces, y eso se ve en nuestro día a día. En algunas reuniones con amigos suele pasar que estás contando algo y, antes de terminar de explicarte, alguien empieza a rebatir. Hostia, escucha lo que tengo que decir… Tú ya crees que voy a decirte una cosa, pero quizá no es eso lo que te quiero decir. Tú estás más preocupado de lo elocuente de tu respuesta que de haberte dejado afectar por lo que yo tengo que contarte. Y yo últimamente prefiero callarme, me he puesto un poco borde con esto.
SHANGAY ⇒ ¿Qué crees que nos pasa como sociedad?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ No sé qué pasa, pero es raro. Por eso me gusta que la obra reflexione sobre ello y que lo señale, porque no es tan difícil hacerlo bien. Quizá tiene que ver con el ritmo vertiginoso que lleva todo. Tú pones una cosa en Instagram y rápidamente se comenta, se critica… Y yo pienso, ¿has leído bien el texto que he escrito? Porque creo que no lo has entendido, no he escrito lo que me estás diciendo. Y eso está afectando incluso a las relaciones de pareja… Creo que, simplemente, hay que frenar un poco.
SHANGAY ⇒ ¿Es culpa de las redes sociales?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ No soy un gran forofo de las nuevas tecnologías, sé que han dado voz a mucha gente, que estamos más conectados y tal… La parte positiva de lo que podemos hacer con ellas me la sé y me gusta. Pero lo que veo que estamos haciendo no me gusta, creo que se han convertido en un patio de vecinas y de publicidad, en un ego trip de la gente. Y no nacieron para eso, el problema es el uso.
SHANGAY ⇒ Pero eres usuario de ellas…
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Sí, pero por huevos. Lo digo públicamente, no me corto. Lo hago por obligación.
SHANGAY ⇒ ¿Te has encontrado con muchos haters?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Creo que no he dado carnaza, alguna vez ha salido alguno y lo ignoro, es lo que hay que hacer, no darles voz. A nivel político se ha convertido en un gran error el dar voz y retuitear a los haters. Una cosa es una discusión, un debate político o social, o charlas sobre lo que sea, y otra cosa es esconderte en un anonimato y decir sin filtros lo que se quiera. Creo que hay una línea importante entre una cosa y otra.
SHANGAY ⇒ ¿Crees que el poder del teatro puede llegar a aleccionarnos como sociedad?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ El teatro es algo sagrado, y lo ha sido siempre. En este caso, Guillem escribió el texto a raíz del atentado de Orlando. La obra nace casi como un vómito a raíz de ese horror. El teatro tiene una función de entretenimiento maravillosa, pero también tiene que provocar un debate. Esta historia es bella, podría decirse que hasta cotidiana, simplemente pone el punto de atención sobre varios temas que el público luego se lleva a casa…, y ya cada uno hace lo que quiera con eso. Es lo bonito del teatro.
SHANGAY ⇒ Como intérprete, ¿te resulta más satisfactorio trabajar en un proyecto con un compromiso como este, que aporta visibilidad a los problemas del colectivo LGTB?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Yo no necesito que haya eso en la obra, principalmente me tiene que conmover. Sí me apetece más trabajar un texto que hable de ciertos temas, o que conmueva y remueva de esta manera, que hacerlo en una obra que sea más banal. Mis amigos siempre dicen que soy muy intenso, así que supongo que siempre voy buscando ese sentimiento. Pero si puedo elegir temas que me tocan, me abren y que yo considere que son los que hay que poner en la mesa, lo hago.
SHANGAY ⇒ Carmen Maura dice que ella se queda satisfecha si en cada función consigue llevar su mensaje a una madre con hijos gays… ¿Crees que estáis haciendo activismo?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ En esta función se está haciendo activismo, el texto es una reivindicación. Recuerdo que en el estreno de El Escorial varias personas nos contaron que la obra iba a provocar una acción con respecto a sus familias. Ya el día del estreno ocurrió, y nos ha pasado en Granada, Valencia, Madrid… Hay gente que se queda esperándote y te dice «en cuanto salga quiero llamar a mi madre para decirle lo mucho que la quiero».
SHANGAY ⇒ ¿Qué sientes cuando ves que has provocado eso?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Es algo muy raro… Hay una satisfacción personal, casi egocéntrica, de haber ayudado a alguien. Siento que de esto va mi trabajo. Hay una persona que ha escuchado el cuentito que teníamos que contarle, le ha afectado y ha modificado su comportamiento. Entonces te sientes como que lo has conseguido.
SHANGAY ⇒ Cuando leíste el texto por primera vez, ¿imaginabas que esto iba a ocurrir?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Tanto no. Está pasando más de lo que yo pensaba. Cuando lo leí por primera vez, me lo imaginaba todo un poco más británico a la hora de exponer los sentimientos, y luego me he dado cuenta de que es mucho más lorquiano. Una de las cosas que más me gustan del personaje de Ramón es que es un hombre que no tiene miedo a mostrar su vulnerabilidad, reivindica su vida, no tiene miedo de expresar sus sentimientos y emociones. Es un personaje que cuando ama, ama, y cuando hiere, quiere herir igualmente porque está absolutamente desbordado.
SHANGAY ⇒ ¿Qué tiene La golondrina para cosechar gran éxito tanto en España como en sus adaptaciones en Londres, Italia, Grecia…?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Desde que leí el texto, le dije a mi representante que no me bajaba de este proyecto. De hecho, he tenido que rechazar otros. Siento la necesidad de estar, vivir y transitar con Ramón durante un tiempo. Josep Maria Mestres, el director, se atrevió a vaticinar que estábamos ante un texto que se convertiría en un clásico de la literatura de nuestro siglo. Y es verdad que lo que hace que algo se convierta en un clásico es que toque sentimientos que son imperecederos, y es lo que pasa en esta obra. En diferentes países, con diferentes culturas, está funcionando igual. Amar, ser querido, ser reconocido, querer ser abrazado, querer ser curado, decir «te quiero» a la persona a la que quieres, poder hacerlo públicamente sin que nadie te lo impida… Eso nos toca a todos.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo está siendo trabajar con Carmen Maura?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Nos llevamos bien. Reconozco que al principio, cuando me dijeron que sería ella la actriz, me daba miedo lo qué podía pasar, porque es una gira que hacemos los dos solos. Pero por ahora nos llevamos de puta madre, y espero que se mantenga así. Ha habido feeling y buen rollo. Es una mujer independiente, yo también lo soy, y sabemos respetar los espacios del otro.
SHANGAY ⇒ Pasaste varios años viviendo en Estados Unidos. ¿Tienes idea de volver o ya te quedas en España?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Siempre digo que vengo con un sabor agridulce de allí, porque me pillaron para dos proyectos de la cadena ABC y ninguno de ellos llegó a cuajar. Fue como tocar el cielo y caer, y la última vez fue doloroso. A la vuelta a España estaba destrozado, en ese momento lo consideré un fracaso personal. Entonces me llamaron para hacer Alejandro Magno en Mérida; es mi héroe desde que soy niño, y sentí que venía a rescatarme desde el teatro… Y fue tan bonita la experiencia que decidí quedarme en España.
SHANGAY ⇒ ¿Ahora lo relativizas todo más?
FÉLIX GÓMEZ ⇒ Sí, antes parecía que tenía que conseguir Hollywood, pero al estar allí veía que me estaba separando de mi familia y tenía la sensación de que estaba perdiendo mi carrera en España. La vuelta está siendo menos fácil de lo esperado, pero no me arrepiento de nada. Ha sido un viaje brutal, he vivido otra cultura, hay algo que se ha quedado dentro, y mola.
Foto: Miguel Angel FernÁndez
Estilismo: Jorge GonzÁlez
Maquillaje y pelo: David Deibis
la golondrina se representa en el teatro infanta isabel de madrid hasta el 5 de mayo. el 11 de mayo estará en álava, el 12 en segovia, el 17 en almería, el 18 en murcia…