«Todos los granjeros son homosexuales», decía Leandro Trossard en rueda de prensa después de que su equipo, el RK Genk, se proclamase campeón de liga en su país, Bélgica. Lo hizo teniendo en cuenta que el vocablo flamenco para ‘granjeros’, boeren, también se emplea para referirse a los seguidores del Brujas, segundo clasificado en la liga, equipo con el que mantiene una rivalidad histórica.
Poco después, la Unión Real Belga de Sociedades de Fútbol (URBSFA) anunciaba que multaría (por una cuantía que no ha trascendido, y que será donada a causas benéficas) al centrocampista: «La Federación condena todo tipo de comportamiento homófobo. Los comentarios de Leandro Trossard son diametralmente opuestos a los valores que defiende la URBSFA, tales como la inclusión y la tolerancia», explicaba en un comunicado.
«Trossard también ha violado el código de conducta de la selección». La federación «toma nota de las rápidas disculpas transmitidas» por el jugador, y asegura que habrá «sanciones deportivas en caso de reincidencia». Todo un ejemplo.
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