Después de 5 años, Diego Marchante por fin ha conseguido que en la Universidad de Barcelona (UB), donde trabaja como profesor de la Facultad de Bellas Artes, se le llame por el nombre con el que se siente identificado. Diego es transexual y, aunque sus compañeros siempre le han apoyado, incluso pudo cambiar su nombre en la puerta de su despacho y su buzón, la universidad le negó la posibilidad de cambiar su nombre de mujer por Diego en las comunicaciones oficiales. En ese momento decidió recurrir a la Comisión de Igualdad de la Facultad de Bellas Artes, impulsado también por los casos, similares al suyo, que existían entre los alumnos. La propuesta llegó hasta el Consejo de Gobierno de la Universidad de Barcelona, que el pasado mes de septiembre aprobó por unanimidad el procedimiento para el cambio de nombre de personas transexuales y transgénero de la comunidad universitaria, incluso el permiso para utilizar apodos y alias en las comunicaciones que no tengan implicaciones legales.
La Universidad Politécnica de Catalunya ya contaba con un protocolo muy similar aprobado gracias al empeño de Diego Marchante y, tras su éxito, la Universidad Pompeu Fabra y la Universidad Autónoma de Barcelona se han interesado para aplicarlo en sus instituciones.