Fue en una iglesia baptista de Stanley, Estados Unidos, en 1933, donde muchos de los clichés de la iconografía gay empezaron a coger forma. El fotógrafo, pintor, ilustrador y bailarín George Quaintance (1902-1957), sin mucha experiencia previa, pintó en el templo, con el beneplácito del párroco, el bautismo de Jesús a manos de Juan Bautista. Entre los asistentes al acto aparecen muchos hombres, pero uno de ellos destaca sobre los demás. Se trata de un hombre semidesnudo y musculoso, y podría tratarse de un autorretrato del propio Quaintance, al que describen como vanidoso y ególatra irrefrenable. Esta pintura supuso un punto de inflexión en la carrera del artista y en el imaginario erótico homosexual.
Vivió con tres hombres en un chalé (entre ellos, un modelo y un fotógrafo), que llamaron Rancho Siesta. Juntos convirtieron el palacete en una versión gay de la mansión Playboy. Modelos masculinos pasaban por allí y se dejaban fotografiar e ilustrar. Empezaron a vender copias de las ilustraciones y fotografías, caracterizadas por el erotismo gay. La mansión se convirtió en una máquina de hacer dinero, publicando las ilustraciones en distintas revistas. Consiguieron hacerse con una cartera de miles de clientes.
A continuación os dejamos una galería de pinturas de la carrera profesional de George Quaintance. Al parecer, los chulazos a los que retrataba no tenían desperdicio…