Matar gays es una “tradición cultural” en Sudán del Sur, y no están dispuestos a perderla, a pesar de las recomendaciones que les envió la ONU a través de un informe emitido por el Consejo de Derechos Humanos.
En dicho informe, entregado a finales del año pasado, pidieron al país africano terminar con la mutilación genital femenina, la utilización de niños soldados o la criminalización de la homosexualidad, castigada con penas que van desde los 10 años de prisión hasta la muerte.
Las autoridades de Sudán del Sur, tal y como recoge Pink News, dijeron que el fin de la pena de muerte como condena por mantener relaciones homosexuales entra “en conflicto con las leyes y políticas nacionales”, y que solo considerarírán las recomendaciones dadas por la ONU si se respeta su “cultura tradicional”.
La investigadora de Amnistía Internacional Elizabeth Deng ha declarado lo siguiente: “Estoy segura de que hay un montón de gente gay en Sudán del Sur que sufre en silencio, sería un gran riesgo para sus vidas si salieran a la luz. No espero que el informe de la ONU tenga mucho impacto en las políticas del Gobierno”.
Esperemos que, como muchas otras tradiciones, esta se pierda lo antes posible, y Sudán del Sur comience a evolucionar hacia el siglo XXI dejando atrás a los niños soldados, las matanzas a homosexuales y muchas otras barbaridades que resultan difíciles de concebir en los tiempos que vivimos.