Más allá del dulzor propio de las películas Disney en las que siempre hay un final feliz y los personajes superan con éxito las adversidades, están las historias reales que inspiraron esos cuentos, historias mucho menos luminosas que, a menudo, están cargadas de soledad, desencanto y tristeza. La sirenita es un claro ejemplo que nos habla de la historia de un gran amor imposible.
Hans Christian Andersen escribió La sirenita como un reflejo de un amor homosexual no correspondido. Igual que en el cuento donde la sirena Ariel se enamora perdidamente del príncipe Eric, el escritor se enamoró de un hombre (heterosexual) de la superficie, pero en este caso de la superficie social, ya que pertenecía a un estrato social superior.
Así lo expone el escritor Rictor Norton en su libro My Dear Boy: Gay Love Through the Centuries, donde cuenta la triste verdad que escondía el cuento de Andersen gracias a una investigación de la correspondencia que consiguió del escritor danés.
En el cuento se refleja el gran amor imposible de Andersen por su amigo de la adolescencia Edvard Collin, el cual se casó con una mujer. Ariel sería el autorretrato de Andersen sintiéndose frágil, sin voz que le permitiera gritar su amor y, sobre todo, su espíritu de sacrificio. Collin sería el príncipe Eric, apuesto y valiente, y aunque ama a la sirena, le es imposible estar junto a ella porque pertenecen a mundos diferentes. En el cuento original la historia no es tan feliz como en su versión animada, y el príncipe no se casa con la sirenita sino con otra mujer, que sería la representación de la esposa de Collin, con la que el escritor compartía una gran amistad.
Entre las cartas de Andersen encontramos declaraciones hacia su amigo como: «Languidezco por ti… mis sentimientos por ti son como los de una mujer. La feminidad de mi naturaleza y nuestra amistad debe permanecer en secreto».
Otra de las grandes diferencias con la versión edulcorada de Disney es el final, en la versión original del escritor la sirenita tenía la posibilidad de haber recuperado su voz y volver al mar si asesinaba a su amado. Aun así, prefiere sacrificarse y morir, y convertirse en espuma de mar.
Andersen usó el cuento como una vía de escape para relatar su historia de amor con su amigo, pues sabía que nunca podrían estar juntos; tras su boda, huyó a la isla de Fyn. Entre sus notas aparece la triste despedida: «No me encontré capaz de responder a tu amor. Adiós, querido amigo». El autor nunca tuvo problemas en expresar su condición sexual, sin embargo, en sus cartas se trasmite el inmenso dolor que siente. Él mismo declara que «una parte de mi alma estará siempre con Collin».