Aseguran que han pasado por este infierno “por ser mujeres y lesbianas” y que pensaban que no salían de allí: “No nos lo creímos hasta que no estuvimos en el aeropuerto”, aseguran. Jimena y Shaza ya descansan en Torrox, en la casa que la familia de la primera tiene en esa localidad malagueña. Su idea es quedarse en España y legalizar su situación: “Nos vamos a casar”. Pero, sobre todo, quieren contar su historia al mundo entero para que su drama, su particular pesadilla “pueda ayudar a los homosexuales y a que las cosas cambien” en los países árabes. Han sido casi dos semanas de infarto para estas dos valientes y jóvenes mujeres, que han vivido el peor momento de sus vidas.
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