Marc Clotet: “Siempre que comienzo un trabajo me dejo la vida”

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Los pasillos del Colegio Zurbarán de Física o Química hicieron que toda España le conociera, aunque a muchos catalanes ya les sonaba su cara gracias a su personaje en la longeva serie de TV3 El cor de la ciutat. Marc Clotet debe mucho a Vicente Vaquero, el profesor de educación física al que dio vida en la serie de Antena 3, pero lejos de quedarse en la ficción adolescente, ha sabido hilar su carrera con proyectos que han sido muy bien recibidos por público y crítica.

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Sus primeras series estaban ambientadas en la actualidad, pero si una cosa queda clara al repasar su currículum es que el actor catalán se ha curtido en la ficción de época, a la que le debe algunos de sus mayores éxitos. “Yo creo que hay algo de casualidad, aunque no puedo negar que mis rasgos coinciden con la estética de la gente de los años 30 a los 60, que es donde más me he ubicado en mi carrera. Para mí es un regalazo trabajar una época diferente a la mía. El viaje como persona y actor se multiplica”. Y no le ha ido nada mal.

Gracias a la película La voz dormida, donde interpreta a un guerrillero republicano durante la Guerra Civil española, consiguió su primera nominación al Goya, y aunque no pudo hacerse con él, está más que agradecido al reconocimiento. “Hacer época me ha traído suerte, y suerte es hoy día poder hacer películas. Así que me considero afortunado”.

De hecho, ahora puede presumir de tener en cartelera El jugador de ajedrez, la película de Luis Oliveros de la que es absoluto protagonista. “La cinta habla de la crueldad de la raza humana. Y es duro que, aunque sea ficción y esté ambientada en una guerra lejana [la Segunda Guerra Mundial], hoy en día vivamos situaciones parecidas a las que cuenta. El otro día leí un artículo de un chico de mi edad que había sufrido torturas como las de mi personaje, y me parece mentira que en el siglo XXI se sigan cometiendo los mismos errores”.

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Su implicación en las historias y la sonrisa que inunda su rostro cada vez que habla de sus proyectos son una muestra del amor que siente por su profesión, a la que Clotet se entrega en cuerpo y alma: “Siempre que comienzo un trabajo me dejo la vida”. Y no solo a nivel interpretativo: entrena su cuerpo para adaptarlo a los diferentes personajes, con el fin de conseguir que el público entre en las historias. “En El jugador de ajedrez tuve que perder diez kilos para que mi físico fuera coherente con el guion. Pero no solo es el cuerpo, para esta película tuve que aprender a jugar al ajedrez de manera profesional. Dos profesores expertos me enseñaron cómo arrastrar las piezas o cómo clavarlas sobre el tablero. Esos pequeños detalles consiguen que el público se lo crea más”.

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Aunque sus últimos trabajos sean para la pantalla grande –ha producido Tiger, el cortometraje escrito y dirigido por su hermana Aina Clotet, y está en pleno rodaje de la comedia Caribe Mix–, el actor lo compagina con el teatro y la televisión. Precisamente en este último sector ha vivido la cancelación de una de las últimas series apoyadas por la crítica, El caso (en donde interpretaba a un personaje homosexual). Un sentimiento agridulce que le hace pensar que algo no funciona en el panorama televisivo actual. “Vis a vis o El caso son series que han tenido mucho éxito a nivel online. Esto indica que la forma de ver los contenidos ha cambiado, y que medir el éxito de un producto solo por su audiencia está desfasado. Me da pena que al final prevalezcan más esos criterios que la calidad”. Aunque siempre ve el lado bueno, y está feliz de que, como consecuencia de esto, plataformas privadas y productoras estén apostando por nuevos proyectos dirigidos a un público segmentado “que les permite arriesgar más. Como espectador, eso es lo que quiero ver”.