Mucho se ha hablado de la delicada situación que se vive en Venezuela, que copa portadas en todos los periódicos y titulares en las televisiones. Sin embargo, han sido pocos, por no decir ninguno, los medios que se han dedicado a analizar la situación del colectivo LGTB dentro del país latinoamericano.
Y es que ni siquiera allí es un asunto a tratar: no existe en los medios venezolanos intención alguna de mostrar una imagen de la comunidad LGTB, “ni el Gobierno ni la oposición están preocupados por la problemática relativa a la comunidad”, afirma Tamara Adrián, diputada transexual de la MUD (Mesa de Unidad Democrática, partido de la oposición) y primera congresista transgénero en Venezuela. “Se afianza el argumento de que hay cosas más importantes de las que ocuparse en lugar de esas estupideces”, nos asegura por su parte Quiteria Franco, activista LGTB venezolana con la que también hemos hablado. “No entienden que es precisamente ahora cuando las personas LGTB necesitan mayor protección, por ser un grupo vulnerable”, nos dice sobre el delicado y peligroso momento que vive su país.
Sin embargo, la situación de los miles de personas pertenecientes al colectivo es cada vez más crítica. Si ya es difícil para el pueblo venezolano sobrellevar la situación, pues muchos ciudadanos sobreviven económicamente gracias a las ayudas y subvenciones públicas, ser LGTB complica mucho más las cosas: “Estas ayudas se otorgan a cada familia, y como el matrimonio igualitario no es legal en Venezuela, las familias LGTBI se ven excluidas de ellas, que hoy en día son básicas para la subsistencia. 1 kg de arroz cuesta 1/8 del sueldo mínimo, y 1 litro de leche 1/6 parte de un sueldo mínimo mensual”, dice otra de nuestras fuentes, que prefiere no revelar su identidad por miedo a represalias.
Además, las personas transexuales, al no contar con un documento de identidad acorde a su género e imagen física, sufren enormes dificultades para conseguir trabajo y comprar en los abastos y supermercados, una situación insostenible que es ignorada por la mayoría. Los asesinatos de mujeres transexuales, delitos de odio y la negativa que sufren las parejas del mismo sexo a la hora de alquilar una vivienda están también a la orden del día.
“El rechazo es aún mayor hacia las mujeres trans”, afirma Quiteria. Un rechazo provocado por el machismo que, inconscientemente, según nos cuenta Tamara, sigue presente en una sociedad que bebe culturalmente de Italia, Portugal o España, países que poco a poco han ido luchando contra este machismo; mientras que Venezuela, sumida en una situación cuando menos inquietante, sigue siendo de los países más machistas de América Latina.
Para más información sobre la situación del colectivo LGTB en Venezuela, continúa leyendo
Otra de las consecuencias más directas que ha dejado la situación económica en Venezuela ha sido el brutal cambio sufrido por el sistema sanitario, que a día de hoy se encuentra en una situación especialmente dramática en el caso de la atención a enfermos del VIH. Estos han dejado de tener acceso a tratamiento, o lo tienen de forma intermitente. Incluso desde una perspectiva de prevención, la ausencia general de preservativos y su elevado coste (un solo paquete cuesta un 25% del salario medio) está provocando que el virus se expanda a una velocidad alarmante.
Pero, ¿qué piensa la población de a pie del colectivo LGTB? “Hay una imagen muy negativa en general. Sobre todo por parte de los adultos. Los jóvenes son más abiertos, tienen menos prejuicios, son la esperanza. Están creciendo con otra visión del mundo. Rodeados de referentes homosexuales en Internet, TV, programas y cine de países que reconocen derechos a homosexuales. Son otros tiempos, tiempos de cambio que traerán un ambiente más amigable para el colectivo”, asegura Quiteria.
La falta de personajes LGTB en la cultura venezolana contribuye también a la invisibilización del colectivo entre aquellos no tan jóvenes que pueden no estar tan pendientes de redes y televisión extranjera: “Un ejemplo muy claro de esta falta de aceptación de la realidad es la falta de personajes LGTBI en las telenovelas que pueblan la programación de las televisones nacionales. Si en México, Argentina o Brasil se ha dado ese paso, y por supuesto en las cadenas latinas nacionales de EE UU, en Venezuela es un Rubicón que todavía ninguna cadena nacional se ha atrevido a cruzar. Y en Venezuela, las telenovelas, como las Misses y los Míster, son orgullo nacional y marca del país”, nos dice la fuente que prefiere mantener su anonimato y se mueve precisamente, a nivel profesional, en el mundo cultural venezolano.
“A nivel político, sin embargo, son frecuentes las burlas y mofas por parte del actual Gobierno hacia miembros de la oposición, términos como ‘mariconazo’ son usados de manera despectiva día a día por las clases dirigentes. La defensoría del ciudadano no actúa contra las agresiones homófobas y, en pleno siglo XXI, en las fuerzas armadas venezolanas está prohibido ser abiertamente homosexual”, asegura esta misma fuente, que continúa: “Venezuela sigue siendo una de las sociedades más conservadoras de América Latina. En muchos estratos de la sociedad, ser gay, lesbiana o transexual sigue siendo un estigma. Se trata de una sociedad aparentemente abierta, pero en realidad no lo es: las personas LGTBI se ven obligadas a ocultar su verdadera identidad si no quieren padecer exclusión social. Esto puede ser cierto en extremos tan distantes como el exclusivo barrio de mansiones del Country Club de Caracas o en uno de los barrios más populares de la ciudad, llamado Petare. Da igual si eres rico o pobre: ser gay es un problema para el entorno social. La situación del país es tan crítica que ni el Gobierno ni la oposición se están ocupando realmente de la problemática LGTBI. Lo urgente ha hecho que se olvide lo importante y, hoy, Venezuela es uno de los países latinoamericanos donde los derechos de la comunidad LGTBI están menos avanzados, sin que Gobierno ni oposición hagan en ningún caso bandera de ello”.
Una situación, en definitiva, muy preocupante que consideramos debe ser conocida más allá de las fronteras de Venezuela, donde los medios de comunicación hablan del tema político y económico, pero han dejado de lado la situación del colectivo LGTB en una de las zonas más conflictivas del momento.