“Me han dicho que soy un botifler, un vendido, un cobarde, un cagueta y un traidor. También me han dicho que soy un sociata de mierda, que soy basura y que huelo a caquita. Me han sugerido que me vaya de Terrassa, que no me volveré a despertar, que soy un mal catalán, un imbécil, un indigno, un trozo de mierda y un maricón asqueroso, entre otras muchas cosas. Se han metido con mi condición sexual y han traspasado los límites metiéndose con mi pareja y mis padres”. Con estas rotundas declaraciones a El Español, el alcalde de Terrassa, Jordi Ballart, denunciaba insultos homófobos por parte de un grupo radical de independentistas a través de Twitter.
Estos ataques están directamente relacionados con la negativa de Ballart a ceder espacios municipales para el traído referéndum del próximo 1 de octubre. Ballart se escuda en que no quiere poner en peligro a ninguno de sus trabajadores, lo que le ha valido esta lamentable actitud de algunos. Desde aquí nuestra condena.