The Sound of Arrows: “Nunca nos hemos esforzado por ser los más cool”

Temas: Entrevista, Pop

La música como vehículo de escapismo. Es un clásico. Y el sueco –y cool, aunque no pretenda serlo– Stefan Storm, líder en solitario del proyecto The Sound of Arrows –que comenzó como dúo, aunque ahora Oskar Gullstrand participa en un discreto segundo plano–, siempre la ha utilizado para crear un universo paralelo repleto de color y melodramatismo, huyendo de lo cool. Esta semana visitan Madrid y Barcelona para presentar en directo su último álbum, Stay Free.

No es de extrañar que en casi todas las imágenes promocionales de su segundo álbum aparezca con un gran ramo de flores, a la manera de Pet Shop Boys en Behaviour, grupo con el que guardan no pocos puntos en común en cuanto a sensibilidad y manera de concebir la música. “Nosotros nunca hemos recurrido al cinismo ni nos hemos esforzado por ser los más cool, creo que por eso nuestra música ha sido siempre tan bien recibida en España. Siempre habéis sabido apreciar que nuestra música nace de emociones sinceras y quizá grandilocuentes en ocasiones, aunque sin caer en lo camp, espero”.

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«No tenemos masas de fans, pero los que tenemos son muy fieles, y siguen interesados en lo que hacemos. Es el mayor halago posible»

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Han pasado seis años desde Voyage, y por fin ha visto la luz Stay Free, un canto al optimismo y a la resistencia tras momentos complicados, tanto a nivel profesional como personal de Stefan. “Una vez terminamos de promocionar el primer disco, sentí que ya no quería dar la cara más por un proyecto, que me apetecía más escribir para otros”.

Se centró en ello, aunque también encontró tiempo para crear un grupo paralelo, Kids of the Apocalypse, junto a Ernest Desumbila. “Queríamos hacer algo como Gorillaz, todavía más ambicioso que The Sound of Arrows [TSOA], y estuve trabajando en ello durante un tiempo en Los Ángeles. Tras muchos desencuentros con nuestro sello, mientras estaba allí descubrí que nos habían rescindido el contrato a TSOA, fue un bajón. Empecé a componer canciones, pero realmente no sabía si acabaríamos grabando otro álbum o no; desde luego, si lo hacíamos sería autoeditado”.

Uno de sus mejores amigos se suicidó, no tenía claro si quería seguir haciendo música, no llevaba bien cumplir años (ahora tiene 31)…, se encontraba perdido. “Hasta que compuse Beautiful Life, mi manera de convencerme de que la vida no es tan mala, y recuperé la ilusión, porque vi que esa era la dirección por la que debía ir, apostando por un sonido con toques sinfónicos, sin tantos sintetizadores, y con un tempo más pausado”.

Han sido años de trabajo, y de gastos, dado que el álbum es autoproducido. Y, claro, hacia el final del proceso, cuando estaba ya a punto de publicarlo –también en lujoso vinilo–, de repente Stefan se preguntó: “¿Hay mercado para un álbum así? ¿Compra la gente discos aún? Fueron meses de nervios e inseguridades, pero ahora que ya está editado, confieso que hacerlo ha resultado liberador. Soy tan autocrítico que me lo hice pasar mal a mí mismo”.

Dado que en el disco habla de cuestiones como cuál es nuestro lugar en el mundo o qué sentido tiene la vida, que a él le haya ayudado a afianzarse en sus posiciones le ha sentado muy bien. “No he encontrado respuestas, probablemente sea imposible lograrlo, pero al menos sé que grabar este disco me ha hecho feliz, porque me representa, con mis cosas buenas y mis fallos”. Y orgulloso de que sus gustos musicales también se vean reflejados en el disco: “Crecí escuchando britpop y Massive Attack, pero también a Natalie Imbruglia, Savage Garden o Enya, y no tengo por qué avergonzarme. Aunque a Imbruglia ya no la escucho…”.

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«Crecí escuchando britpop y Massive Attack, pero también a Natalie Imbruglia, Savage Garden o Enya, y no veo por qué tendría que avergonzarme»

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En el disco han colaborado nombres de culto, como el productor británico Richard X o la vocalista noruega Annie, y con ellos comparte el escaso interés por hacerse famosos. “Me gustaría ser más conocido por mi trabajo, sobre todo para que me ofrecieran más proyectos en los que colaborar”, confiesa. “Hubo un momento en que sí me esforcé por intentar lograr una mayor popularidad. Hasta que me di cuenta de que no servía para eso, porque a mí la música me sale de las entrañas, no puedo frenarla, y no soy capaz de crearla siendo racional”.

Así que renunció a la búsqueda de la fama; si llega, que sea porque su música triunfa, pero no tiene intención de ir detrás de ella. “Richard, Annie y yo somos fieles al estilo de pop que nos gusta, y que quizá sí estuvo de moda en 2009 o 2010, pero ahora no. Y no pasa nada, me aburre la mayoría del pop actual”. Puesto a destacar discos recientes, se queda con Nothing’s Real de Shura y About U de Muna. “Como verás, no son precisamente estrellas pop… Lorde sí lo es, y su música no me dice mucho, pero al menos tiene una voz y una visión personales”.

Ahora mismo está trabajando en el que será el próximo álbum de Annie –como compositor y productor–, que esperan tener listo a principios de año. Y disfruta con la acogida de Stay Free, que le está sorprendiendo muy gratamente. “Hay tanta música ahí fuera que nunca sabes si alguien va a escuchar la tuya…, y la acogida está siendo muy buena. No tenemos masas de fans, pero es evidente que los que tenemos son muy fieles, y siguen interesados en lo que hacemos. Es el mayor halago posible. Tan motivador que ya quiero empezar a trabajar en el tercer álbum”.

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