Cuando Mike Milosh dio a conocer su proyecto Rhye –tiene otro paralelo, Milosh–, se corrió la voz de que tras él estaba alguien misterioso que no quería dar la cara. Y ese fue uno de los mayores ganchos promocionales de su álbum Woman (2013), que él no comprende. “Es una leyenda urbana. Simplemente, hubo determinadas sesiones de fotos que no quise hacer, presionado por mi anterior sello, porque no me veía. Pero, vamos, si me googleas me encuentras. No voy de diva ni nada parecido”.
Woman recordaba a los discos clásicos de Sade, y muchos dudaban si cantaba un hombre o una mujer. Pues sí, Milosh confirma que siempre ha cantado él sus temas. “Me sorprende que haya gente todavía que piense que es una mujer quien canta mis temas. Es cierto que canto de una manera muy distinta a muchos hombres: de un modo delicado, procuro que mi voz respire… Y no es que lo haga en falsete, es que tengo un registro de casi cinco octavas, y me gusta jugar con diferentes tonos”.
Si le preguntas por la artista femenina que más le llena, no duda: “Björk. Vespertine me fascino cuando lo publicó. Nadie hasta entonces había combinado electrónica underground con letras tan directas y una voz tan loca”, explica. “Sus últimos dos discos no es que me encanten, no acabo de pillarlos. Me parecen un poco autoindulgentes. Pero claro, es Björk, puede hacer lo que le apetezca. Pero me encantaría que hiciera un disco con canciones de estructura más tradicional”. Asegura que no son tantas las artistas femeninas que le llenan. “Stevie Nicks me encanta. Bueno, y Rihanna también, es mucho más cool que Beyoncé”.
“Me sorprende que todavía haya quien piense que es una mujer quien canta mis temas”
Siempre ha actuado, y cantado, de manera reposada. Es su manera de ser y concebir tanto la vida como su música. “No soporto la figura del típico macho tradicional que va de duro y arrogante”, afirma. “De hecho, cuando en una película sale el típico personaje machito, desconecto. Me parece una visión demasiado estereotipada de la masculinidad”. El canadiense, afincado en Los Ángeles, es uno de esos artistas a los que les gusta controlar hasta el último detalle de sus carreras. Por eso, descontento con cómo le trataba la multinacional que le había fichado, no paró hasta lograr el dinero para recuperar su propia carrera. Es la razón por la que Blood ha tardado cinco años en ver la luz.
Para la portada, fotografió a su actual novia, y en esta ocasión, tras años de gira, pudo permitirse grabar tranquilamente el disco en un estudio –“el primero lo grabé en mi dormitorio”, confiesa–. Estaban en Islandia, y en cuanto hizo la foto, Milosh supo que sería la portada de su siguiente disco. “No es abiertamente sexual, sino tremendamente sensual. Y en absoluto era mi intención cosificar a la modelo, que además es mi pareja. Siento que desprende una fuerza que la hace poderosa e irresistible”, explica.
Está muy contento de que en esta ocasión los sonidos orgánicos hayan ganado terreno. “Es que me gusta que mi música, y todo lo que la rodea, resulte lo más personal posible”, explica. “Por eso he querido tocar yo hasta el último de los sonidos que se escuchan. Ya no me apetecía usar loops y samples que escuchas en discos de todo el mundo. Por eso nadie podría hacer un disco como el mío”, continúa, “porque yo soy el responsable de absolutamente todo lo que suena, que he tocado con mis manos”. Blood es un disco intenso y emocional, que para Mike Milosh supone un nuevo inicio. “Quiero pensar que en cierta medida suena triunfante, pero que nadie piense que lo digo de manera arrogante. En el álbum documento una ruptura emocional que fue dolorosa, y supone mi primer lanzamiento con un nuevo sello que, esta vez sí, respeta mi trabajo y mi sensibilidad. Todo eso tenía que celebrarlo, y lo hago en Blood”. Como podéis comprobar en la foto superior, lo hace dando la cara, orgulloso. Porque le ha costado sangre, sudor y lágrimas sacarlo adelante.
EL ÁLBUM BLOOD DE RHYE ESTÁ EDITADO POR CAROLINE/MUSIC AS USUAL. RHYE ACTÚA EL SÁBADO 15 DE JUNIO EN EL FESTIVAL PARAÍSO DE MADRID.