Como todo el mundo sabe, la justicia es un proceso lento que, desgraciadamente, no llega a tiempo en muchas ocasiones. Así ha sucedido con Anilo Viterbo Villamar Guerrero, un hombre de origen ecuatoriano que fue cruelmente asesinado en Montgat (Barcelona) en marzo del año 2000. Por fin, tras diecinueve largos años de incertidumbre, el asesino ha sido juzgado y cumplirá una condena de quince años de cárcel.
El asesino confeso, Cristian A., quedó con la víctima tras contactar con él a través de un anuncio en Internet. Pasaron la tarde juntos y después se dirigieron a la casa de Anilo, donde ambos se desnudaron dispuestos a mantener relaciones sexuales. Fue entonces cuando Cristian, de forma completamente inesperada, sacó un cuchillo y asestó 17 puñaladas en el cuello, pulmones y corazón de Anilo, que tenía 45 años.
Más tarde, el asesino decidió utilizar su sangre para pintar en la pared de la habitación un macabro mensaje que dejaba clara la motivación de sus actos: «Hitler tenía razón», y después añadió las siglas «KKK». Dicho mensaje revelaba la ideología neonazi del asesino, y deba a entender que sus actos fueron completamente premeditados. Por último, Cristian A. colocó una margarita en la oreja de Anilo para ridiculizarle y dejó su cuerpo desnudo tendido en el suelo.
El asesino fue detenido en Colombia y extraditado a España en 2018, donde comprobaron que contaba con antecedentes penales por agresión sexual y violencia machista. Su caso se ha convertido en el primer crimen con agravante por homofobia que ha llegado a juicio en Cataluña, donde las agresiones al colectivo LGTBI han aumentado un 44% durante el último año.
El presidente del OCH (Observatori contra la Homofòbia), Eugeni Rodríguez, ha prometido ayudar a la familia de Anilo y exige que se tomen medidas contra la homofobia de manera eficaz e inmediata.