Todos o casi todos llevamos días encerrados en casa, colaborando por la causa común que nos ha impuesto la crisis sanitaria del coronavirus COVID-19:
Es la mejor manera de poder detener al enemigo invisible que recorre nuestras calles y que está segando la vida de muchas personas.
Siempre hablamos de lo importante que es la alimentación, hacer deporte, leer, entretener la cabeza, informarnos, pero… ¿Y si os digo que asomarse a nuestro balcón/ventana también es importante?
Hablo mas allá de los aplausos y del agradecimiento que damos todos los días a los ‘soldados’ que tenemos al frente, en primera línea de batalla.
Tampoco nos referimos a abrirlas para airear la casa; que también. Se ha estudiado y comprobado en otros países que reduce la cantidad de virus y acelera el proceso de mejora. De lo que hablamos es de la importancia de tomar una vitamina que por la ventana se asoma, es gratuita y el cuerpo lo necesita. Sí, señores, hablamos de la vitamina D.
Soy consciente de que muchos de nosotros no nos acercamos a la ventana ni para abrirla. El esquema diario de algunos va de la cama al sofá, del sofá a la mesa del comedor, al baño… y vuelta a la cama.
Pero nos olvidamos de la importancia del sol, que es saludable y lo necesitamos como las plantas lo necesitan para hacer la fotosíntesis.
Con solo exponernos al sol directamente durante 15-30 minutos al día, el cuerpo produce un 80% de la vitamina D que se recomiendan. El otro 20% restante se puede obtener de alimentos como, por ejemplo, sardina, atún, salmón, leche, queso, yogur, huevo, champiñones, frutos secos…
Pero esta se sintetiza sobre todo a través de la piel, y solo una pequeña parte proviene de la dieta, por lo que necesitamos del sol sí o sí.
Esta vitamina es importante, y ahora más que nunca con la pandemia, porque la carencia –o una deficiencia severa– de esta vitamina da lugar a la poca absorción y el mantenimiento de los niveles de calcio en los huesos, y esto nos puede llevar a una pérdida de densidad ósea. Hablamos de posibles fracturas, huesos débiles, dolor en los huesos y debilidad muscular. Se podría decir que es la vitamina del movimiento.
Así que, a partir de ahora, en nuestro esquema del día incluiremos el paseíto del sofá a la ventana en horas de sol (además del de las ocho de la tarde para aplaudir).