Martirio y su hijo, el guitarrista Raúl Rodríguez, estaban allí porque ella se lo había pedido. Primero en el escenario del Palacio de Bellas Artes de México D.F. y más tarde en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Fueron los dos últimos conciertos que ofreció Chavela Vargas apenas quince días antes de morir, el 5 de agosto de 2012, y ahora ellos quieren devolverle el favor. Será en forma de concierto el próximo 6 de agosto en los Jardines de Sabatini de Madrid, dentro de la programación de Veranos de la Villa, con un recital que repasa algunos de los mayores éxitos de Chavela en clave flamenca –contenidos en el álbum De un mundo raro (cantes por Chavela)– y en el que será inevitable que Martirio se acuerde del aniversario de la muerte del mito mexicano y referente LGTB.
Martirio y Chavela Vargas eran amigas desde que se conocieron en 1993.
SHANGAY ⇒ “Asistir a tus homenajes es como asistir a tu propio funeral. Es chistoso”, decía Chavela. ¿Qué opinaría de este concierto?
MARTIRIO ⇒ Yo me la imagino sonriendo. No lo veo como un homenaje como los que le han hecho, yo lo que veo es a dos personas enamoradas de su música Y que tuvieron la suerte de conocerla y ser llamados por ella. Nosotros tenemos el débito de devolverle la emoción sin ánimo de copia y trasladada a nuestro estilo. Chavela llegó a escuchar dos versiones, ‘Las simples cosas’ y ‘Quisiera amarte menos’, y le gustaron mucho. Me preguntó: «¿Y tú por qué no triunfas más?» [risas]. Acometer el disco tuvo mucha dificultad por la veneración que le tenemos, pero es que salió absolutamente del amor para recordar esa influencia tan enorme que ha tenido como persona y cantante.
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo entraste en contacto con el universo de Chavela por primera vez?
MARTIRIO ⇒ Descubrí su música con 18 años, pero personalmente la conocí cuando vino a España en el 93, en aquel concierto mítico de la sala Caracol. Me la presentaron en camerinos y a partir de entonces cada vez que venía procuraba estar cerca de ella. Coincidíamos en casa de Elena Benarroch muchas veces, porque allí organizábamos reuniones con amigos en las que reíamos y cantábamos.
«ES LA ÚNICA ARTISTA QUE CONOZCO QUE CONSEGUÍA QUE LA GENTE CONECTARA CONSIGO MISMA»
SHANGAY ⇒ ¿Qué idea te habías hecho de ella a través de su música?
MARTIRIO ⇒ Me transmitía la verdad. Yo estudio mucho la voz y, por la experiencia acumulada que tengo, en la voz lo más importante es que se te vea el alma. A ella se le veía el alma de un corazón valiente que se había atrevido a amar y a sufrir los desamores y que había curado sus heridas. Por eso cantaba al amor y al desamor sin resentimientos. Era un alma absolutamente libre, con una grandísima vocación. Nunca la vi disimular, siempre pensé que tenía una voz interior que era la que mandaba, nadie la engañaba. Y, por supuesto, era absolutamente clara en cuanto a sus gustos y predilecciones con respecto a todo, desde la comida hasta sus parejas.
SHANGAY ⇒ A muchos les llamaba la atención la manera tan abierta con la que hablaba y reivindicaba su homosexualidad en un ambiente tan poco propicio. Era un referente gay y lésbico casi involuntario.
MARTIRIO ⇒ Vivía su sexualidad con naturalidad, que a mí me parece la única manera de reivindicarla, sea del lado que sea. Solo había que estar con ella para ver que no tenía ninguna impostura, todo era llano y verdadero. Buscaba el amor desde que era bien pequeña y en torno a ello construyó su repertorio. Eso marcó sus canciones, tanto el amor que no tuvo en su infancia como la aceptación y comprensión frente a su orientación sexual. Es la única artista que conozco que, con su canto, conseguía que la gente conectara consigo misma. Eso es lo más grande que yo he visto en mi vida.
SHANGAY ⇒ Con la prensa jugaba a desmentir ciertas leyendas y exagerar otras, especialmente cuando hablaba de sus conquistas amorosas. ¿Lo hacía también en privado?
MARTIRIO ⇒ Nunca la vi presumir. Jamás la vi dar un mitin y, sin embargo, siempre le he visto reivindicar con mucha valentía su sexualidad en la época que le tocó vivir. Ella se puso los pantalones a todos lo niveles. Era sincera, pero nada cotilla. Lo que siempre le escuché es que vivió un tiempo en casa de Frida Kahlo y Diego Rivera y que se querían muchísimo. Estaba muy unida a Frida porque le abrió un mundo intelectual muy grande.
¿Cómo recuerda Martirio los dos últimos conciertos con Chavela? Lo cuenta en la página siguiente.
Martirio con su hijo, el guitarrista Raúl Rodríguez.
SHANGAY ⇒ ¿Qué fue lo más especial de aquellos dos últimos conciertos que compartisteis?
MARTIRIO ⇒ Es de las experiencias más emocionantes que he vivido nunca. Había una canción que cantábamos juntas, ‘Luz de luna’, y después yo cantaba ‘Las simples cosas’, que era la que más le gustaba a ella, y dos o tres más. En México compartimos escenario con Eugenia León, y en Madrid lo hicimos con Miguel Poveda. Ahí comprobé el poder que tiene un corazón cuando quiere, que se le puede a la edad, a la enfermedad y a la distancia. Cada vez que hablaba parecía estar en trance. Si hasta en las dos ruedas de prensa previas a los conciertos estaban los periodistas llorando debido a la manera tan profunda, poética y cómica con la que hablaba. Cuando, en México, Laura García Lorca la sacó al proscenio al principio del concierto, la gente estuvo más de diez minutos aplaudiendo, chillando y sacando fotos como loca. Y algo parecido sucedió en la Residencia de Estudiantes de Madrid, el lugar donde siempre se había sentido tan cerca de Lorca. Parecía que estaban todos los espíritus con ella.
«VIVÍA SU SEXUALIDAD CON NATURALIDAD, QUE A MÍ ME PARECE LA ÚNICA MANERA DE REIVINDICARLA, SEA DEL LADO QUE SEA»
SHANGAY ⇒ Fue apenas quince días antes de morir. ¿Intuíais que no habría más ocasiones de ver a Chavela cantar?
MARTIRIO ⇒ Se sabía, pero yo no me podía poner el corazón en un puño porque era mirarla a ella y pensar que toda la vida era posible. Es uno de los espíritus más fuertes que he conocido en mi vida. Murió un 5 de agosto, y nosotros celebramos este concierto el día 6, justo el aniversario de su entierro en México. No voy a tener más remedio que acordarme de esa efeméride en el momento que la estemos recordando en los Jardines de Sabatini.
SHANGAY ⇒ Ella se despidió con ‘La luna grande’, un homenaje a Federico García Lorca, que también marcó su carrera.
MARTIRIO ⇒ Decía que había comprendido la poesía a través de él y tenía un absoluto amor por la persona y por la obra. Si hasta entablaba una comunicación esotérica con Lorca. Decía que platicaba de noche con la luna y Federico y, viniendo de Chavela, me lo creo.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo habéis planteado el concierto del día 6?
MARTIRIO ⇒ Todo va a ser especial: el lugar, el día, el repertorio y las ganas de volver a pasar a Chavela por el corazón. Raúl y yo nos planteamos el disco a los cuatro meses de su muerte. A Chavela le gustaba mucho la guitarra de Raúl y el flamenco. Yo pienso que ella era muy flamenca cantando. La copla, el tango, la ranchera, el fado, el bolero… Todo eso está unido. Queremos devolverle lo que ella nos ha enseñado, pero en compás flamenco.