Tiene 19 años y es de Las Vegas. El joven gay Shamir Bailey siempre se ha sentido diferente, y cree que ha llegado el momento de explotarlo. Ambiguo, exuberante y con un punto andrógino, se dio cuenta en el instituto de que llamaba la atención. Por entonces le gustaban el punk y la moda. Y cuenta que, cuando se graduó, en el anuario escribieron que era el que más posibilidades tenía de su promoción de aparecer en la portada de Vogue.
Un par de años después, empieza a despuntar gracias a su música y a su aguda voz de contratenor. «Cuando al principio me confundían con una chica me ponía de los nervios», ha declarado. «Me he dado cuenta de que no es una cruz, sino lo que me hace único. Y he decidido utilizarlo a mi favor en la música», dice.
Unas veces recuerda a Sylvester, otras, a Nomi Ruiz. Y su electropop teñido de house 90s a lo Frankie Knuckles resulta especial e inesperado. Fue el productor Nick Sylvester quien se dio cuenta de su potencial, y juntos grabaron Northtown, un EP repleto de buenas ideas y temazos.
Ahora, ya fichado por un sello importante (XL), Shamir da un paso adelante con On The Regular, una especie de A quién le importa para las nuevas generaciones, con visos de convertirse en el himno gay más cool del otoño.
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