Poco o nada tiene que ver el Oliver Py que visita estos días el Teatro de la Abadía de Madrid con el que pudimos ver en este mismo teatro en 2013 dentro del Festival de Otoño a Primavera con el espectáculo Miss Knife Chante Oliver Py. El año pasado era un travesti enjoyado que lucía lujosos vestidos y repleto de plumas el que se subía al escenario para transformarse en diferentes figuras femeninas con la compañía de un piano y un contrabajo. En esta ocasión, el creador abiertamente gay no se deja ver, pero su presencia se nota tanto o más detrás del telón con la dirección de Hacia la alegría, una obra inspirada en el pilar filosófico de Platón, La caverna, que puede verse hasta el 7 de diciembre.
En el marco del programa Cities on Stage/Ciudades en Escena, el Teatro de la Abadía coproduce junto al Théâtre National de la Communauté Française y el Festival d’Avignon –del que Py es director– esta Hacia la alegría, un monólogo interpretado por el actor Pedro Casablanc en el que da vida a un arquitecto en crisis creativa. En una noche de insomnio, se levanta movido por un presentimiento que le empuja a vestirse y a correr por la ciudad, desde las inmediaciones del centro comercial a los barrios más pobres, para comenzar a meditar sobre las diferencias sociales, el vacío espiritual del mundo mercantilista y los proyectos frustrados.
El texto, que se basa asimismo en el prólogo de una novela de Py, se acompaña de un sugerente juego de objetos y sombras diseñado por el escenógrafo Pierre-André Weitz y de la música en directo de Fernando Velázquez, compositor de bandas sonoras como las de Lo imposible y Ocho apellidos vascos.
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