Cuesta saber qué tipo de artista es realmente la canadiense Kiesza después de escuchar su primer álbum. Sound of a Woman resulta impecable en las formas e intenciones: se nutre de house y trip hop noventero aplicado a estructuras pop y en ningún momento oculta su vocación retro, sino que se potencia tema a tema.
Kiesza parece empeñada en reivindicar a toda una generación de divas que, hace ya casi tres décadas, tuvieron éxito a nivel comercial, pero que nunca lograron un reconocimiento más allá del mundo gay. Loable intención, aunque repercute directamente en su credibilidad como artista.
Dependiendo de la generación a la que pertenezcas te convencerá por una razón o por otra. Si ya viviste los 90, aunque fuese de refilón, como máximo te resultará divertido que sea capaz de vampirizar a Robin S. (Hideaway), De’Lacy (No Enemiesz), Shara Nelson (Losin’ My Mind), Crystal Waters (Giant in My Heart) o la Roísin Murphy de Moloko (Piano) –solo le planta cara a una contemporánea, Jessie Ware, en So Deep–.
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Si su propuesta te pilla de nuevas, resulta hasta lógico que pueda fascinarte, porque el acabado es impecable. Lástima que no tire más de tripas, como en The Love, donde se intuye que tiene más nervio del que proyecta en el resto del álbum.
Nota: 6,9
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