El presidente del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica,Lorenzo Merán, está molesto con una autorización que permite la celebración de bodas gays en consulados extranjeros de su país. Su indignación se debe a las muchas uniones homosexuales que vienen celebrándose en el consulado británico de la República Dominicana desde hace un año, permitidas a través de una autorización, aprobada en su momento, que indica que no hay obstáculo alguno para celebrar una boda entre dos personas del mismo sexo en la dotación diplomática.
Ahora, Merán expresa su rechazo a esta realidad y el peligro que, según él, supone para su país, “convirtiendo la República Dominicana en un foco de turismo nupcial gay. Que además es contrario a las leyes, costumbres y valores morales y religiosos de todos los dominicanos”, ha declarado. Recordó que el artículo 41 –párrafo 1– de la Convención de Viena dice: “Sin perjuicio de sus privilegios e inmunidades, todas las personas que gocen de esos privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor. También están obligados a no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado”. Es decir, que el consulado británico está obligado a respetar las leyes de su país.
También advirtió que la Constitución de la República Dominicana en su artículo 55 dice: “La familia es el fundamento de la sociedad y espacio básico para el desarrollo integral de las personas. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por voluntad responsable de conformarla». Lorenzo Merán da su propia interpreactión del artículo, y afirma: “Los matrimonios gays no entran en esta clasificación ni pueden considerase una unión familiar natural, de hecho deberían estar prohibidos en el país, aun cuando sean celebrados en un consulado extranjero”. Y se ha quedado tan ancho.
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