Era su única escapatoria. Damon Gonzalez odiaba el deporte y solo tenía amigas. Estaba dentro del armario, donde se protegía de los insultos que le dedicaba su homófobo padre. La relación entre ambos nunca fue buena, y siempre tuvo que mostrarse como una persona que nunca fue.
Y ahí es donde aparece ella. Ante cualquier problema, Damon se evadía escuchando sus canciones, tal y como cuenta en Advocate. Su padre le obligó a descolgar sus pósters de la pared, pero hacerla desaparecer de su corazón se antojaba tarea imposible. ¿Qué diva puede tener tanta magia como para actuar de redentora en un drama de esta dimensión? Exacto. Solo Madonna es capaz de acudir al rescate.
Horas de coche escuchando a la reina del pop antes que discutir, años de recuerdos que hacen reflexionar tras repasar los últimos temas filtrados. Madonna siempre ha estado presente en la vida de Damon, un corazón rebelde que solo pedía cariño a gritos. Mientras espera tener una última conversación con su padre, su felicidad se seguirá trasladando hasta su reproductor de música. Hay sentimientos que no se pueden explicar.
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