Todos los días hay una noticia de desafortunadas casualidades. Juntemos en una sola frase las palabras ‘homofobia’ y ‘fútbol’ y veamos qué ocurre. El equipo más famoso de Bielorrusia, el Dinamo de Minsk, ha despedido a su responsable de marketing, que resulta ser gay, justo después de que los seguidores más radicales del equipo luciesen una pancarta bastante explícita: “Maricones, no”.
Y es que, poco antes de que los hechos se desencadenasen, el protagonista había sido ascendido hacia un cargo de mayor responsabilidad. Resultado: el club niega tanto el ascenso como que le despidiera por su condición sexual, pues asegura haberlo hecho por “acciones impropias de un profesional que dañan la imagen de la institución”. Esta película ya la hemos visto…
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