Ya sea en el Templo de Debod para mostrar rechazo contra los ataques homófobos en Madrid, en un Burger para denunciar el abuso de autoridad de un vigilante que expulsó a una pareja homosexual o en un Supermercado de Brighton que echó a una pareja de lesbianas, la besada masiva se está convirtiendo casi en la forma oficial de protesta contra las agresiones homófobas y cualquier tipo de injusticia hacia el colectivo LGTB. La última ha tenido lugar ayer en la Puerta del Sol Madrid, donde decenas de personas se han reunido para pedir “respeto y tolerancia” para los homosexuales en respuesta al documento que instaba al personal de seguridad del metro a perseguir a mendigos, músicos y gays.
Convocados por el colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM) y armados con banderas arcoíris y lemas como “todos somos maleantes y perroflautas”, se ha leído un manifiesto para condenar que estas acciones anticonstitucionales estén tan presentes en las empresas, en la sociedad y en la vida pública.
Jesús Grande, secretario de COGAM, ha destacado la rápida reacción del Metro que, después de apartar cautelarmente de sus funciones al autor del mail, ha citado hoy a los colectivos homosexuales para aclarar lo sucedido y decidir si hay que adoptar alguna otra medida.