«En el pasillo, el pelirrojo alto y el bajito encorvado voceaban. Un insulto tras otro y además los golpes, y mi silencio, que persistía. Marica, loca, maricón, mariposón, mariquita, sarasa, julandrón, amanerado, invertido, afeminado, bujarrón, puto, o el homosexual, el gay«.
(Édouard Louis, Para acabar con Eddy Bellegueule)
A Édouard Louis, antes Eddy Bellegueule, contar en un libro su vida como el niño y adolescente que ha tenido que soportar humillaciones y maltratos por su condición de homosexual en un ambiente marginal le ha costado más de un quebradero de cabeza. Su libro ha sido prohibido en Rusia por considerarse propaganda gay, desde las páginas de Le Monde le han llamado maricón sin miramientos y con su familia la relación sigue siendo, digamos, ‘complicada’. Su pasado fue tan traumático que en 2013 decidió cambiar su nombre familiar por el de Édouard Louis y empezar de cero lejos del pequeño pueblo de la Picardía en el que creció.
Nada de eso ensombrece el duro testimonio en primera persona que ofrece en Para acabar con Eddy Bellegueule, todo un fenómeno editorial en Francia que ahora Salamandra publica en nuestro país. Por su tremendismo, su prosa cruda y concisa, los pasajes escogidos despojados de todo sentimentalismo y esas reflexiones hirientes y afiladas que deberían sacarnos los colores como sociedad, el libro es, además de una autobiografía escrita con una urgencia casi febril, el más inspirado alegato contra la homofobia que podemos encontrar actualmente en las librerías. Y su autor solo tiene 22 años.
SHANGAY ⇒ Tu libro tiene un claro destinatario: estudiantes y gente joven que sufre bullying por su condición sexual. ¿Lo escribiste con esa idea en mente?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ Lo construí como un texto político, porque siempre he pensado que la literatura es un arma muy poderosa. No lo concebí con la idea de reflejar mi vida y que la gente dijera: «Oh Dios mío, este chico ha conseguido huir de toda esa violencia». Es un libro político que he escrito para los demás, para mi generación, acerca de cómo podemos escapar de esa violencia que nos rodea y construye nuestra identidad, ya seas gay, rumano, negro, árabe… Por supuesto, espero que sea especialmente relevante entre los gays, que les pueda ofrecer claves para cambiar sus vidas. Es increíble la cantidad de e-mails que recibo de españoles contándome que sus vidas se parecen mucho a la mía y que nunca antes habían leído nada parecido en un libro.
«MI LIBRO ES UNA DEMOSTRACIÓN DE QUE HAY OTRA POSIBILIDAD DE HUIR QUE LA MUERTE»
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo decidiste que debías compartir tu historia personal?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ Cuando comencé a leer la obra de Didier Eribon, en concreto Reflexiones sobre la cuestión gay. Sus libros han sido muy importantes para mí, con ellos tuve la impresión de ver reflejada una parte de mi vida, me hicieron tomar conciencia y entender muchas cosas que necesitaba cambiar, como que para luchar contra la violencia primero tienes que aprender a identificarla. Con ellos me di cuenta de que quería contar mi historia, la experiencia de alguien que es excluido por los demás y necesita emanciparse. Uno de los puntos fuertes de la violencia es su invisibilidad. Por alguna razón, la dominación siempre acarrea vergüenza, por lo que si te sientes dominado tiendes a ocultarlo, a mentir al respecto. De otro modo, parece un síntoma de debilidad, de que algo te falta. Y eso no es cierto. Es muy duro pedir ayuda, reconocer que, por ejemplo, como gay o como mujer, estás siendo dominado. Por eso en el libro, Eddy Bellegueule protege a los chicos que le escupen y golpean todos los días en la escuela. Lo mismo sucede con la madre, que dice tener una vida feliz, pero eso obviamente no es cierto, sabe el horror que hay en su día a día. Yo entiendo la literatura como un espacio para contar todas estas cosas.
SHANGAY ⇒ Poco a poco los medios de comunicación comienzan a dar visibilidad a la violencia homófoba. Que un adolescente se suicide por su condición sexual ya es noticia. Sin embargo, en tu relato la idea del suicidio no se contempla. ¿Nunca te lo planteaste?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ Cuando era un niño pensé en ello alguna vez, lo cual es terrible. Crees que estás condenado, que no hay manera de luchar contra los torturadores y que tienes que escapar, pero muchos optan por el suicidio. Por eso mi libro es precisamente todo lo contrario, una demostración de que hay otra posibilidad de huir que la muerte. Por ejemplo, en Francia ahora existe una asociación llamada Le Refuge que da cobijo a jóvenes homosexuales sin hogar que han tenido que huir de su entorno.
«CON MI FAMILIA SIEMPRE HAY UNA BARRERA QUE HACE EL DIÁLOGO IMPOSIBLE»
SHANGAY ⇒ ¿Cómo es la relación con tu familia actualmente?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ Cada vez que nos vemos se produce una situación imposible. Es como si, de repente, redescubriera el poder de la sociedad y cómo esta nos afecta y cambia. Hace años que no les veo, pero siento que la sociedad se interpone entre ellos y yo. Me acusan de hablar y vestir como un burgués, cuando lo que intento es no resultar violento cuando estamos juntos. A pesar del amor que pueda existir, siempre hay una barrera que hace el diálogo imposible. Si hablo de mí como una persona homosexual, me preguntan que por qué tengo la necesidad de expresar esa sexualidad, como si debiera estar condenado al silencio.
“Me llegaba el olor de los cuerpos desnudos y habría querido convertir ese olor en algo palpable, poder comérmelo para convertirlo en algo más real. Habría querido que fuera un veneno que me emborrachase y me hiciera desaparecer, llevándome como recuerdo postrero el del olor de esos cuerpos, que llevaban ya la marca de su clase social, que dejaban ya que se transparentase, bajo una piel fina y lechosa de niño, una musculatura de adulto en ciernes”.
(Édouard Louis, Para acabar con Eddy Bellegueule)
SHANGAY ⇒ ¿Por qué era tan importante para ti cambiar tu nombre?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ Porque un nombre nunca es solo un nombre. Eddy Bellegueule no es una sucesión de letras, es una historia, y para mí mi nombre era sinónimo de maricón. Cada vez que lo oía en mi cabeza sonaba maricón y eso era algo que yo no había podido escoger. Cambiar de nombre era verdaderamente importante. Siento que Édouard Louis se corresponde más con mi autenticidad que Eddy Bellegueule, que era un invento de lo que los demás hicieron conmigo.
SHANGAY ⇒ ¿Sentiste pudor a la hora de hablar de tu despertar sexual, de esas primeras experiencias sexuales con tu primo?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ Fue difícil porque estamos hablando de intimidad, pero al mismo tiempo, sabía que era lo más interesante del relato. La literatura puede borrar la frontera entre lo que es personal y lo que es político o histórico. Cuando Simone de Beauvoir escribió El segundo sexo, Albert Camus le vino a decir que no le importaban una mierda esas historias de mujeres, que aquello era un asunto suyo personal. Yo he intentado hacer lo mismo que ella, borrar esas fronteras cuando cuento que tuve relaciones sexuales con mi primo. Lo que me resulta extraño, y esto es algo que no ha ocurrido en Francia, es que en España muchos periodistas se refieran a esos capítulos como un caso de violación, cuando no lo es en absoluto. Para Eddy Bellegueule, ese contacto sexual es una liberación.
«PARA MÍ, MI NOMBRE ERA SINÓNIMO DE MARICÓN»
SHANGAY ⇒ ¿Tu pasado como Eddy Bellegueule aún afecta a la manera en que te relaciones con otros hombres gays?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ Es difícil porque aún arrastro traumas de mi infancia, que siempre ha estado rodeada de rabia. Como decía Allen Ginsberg cuando se refería a su sensación de soledad: seré un niño asustado toda mi vida. Lo seré por el hecho de que, más o menos de manera consciente, sé que siempre puedo ser objeto de burla y blanco de insultos, que siempre estaré obligado a tener cuidado en la calle a la hora de besar a mi novio. Pero he tratado de transformar todo eso en algo creativo, he transformado la rabia.
«LO IMPORTANTE ES MOSTRAR A EDDY BELLEGUEULE COMO UN NIÑO CORRIENTE Y BANAL QUE SUEÑA CON LA NORMALIDAD»
SHANGAY ⇒ En la novela, Eddy Bellegueule solo se siente aliviado cuando conoce a sus nuevos compañeros de liceo. ¿Cuándo comenzaste a vivir tu sexualidad plenamente?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ Cuando llegué a la ciudad de Amiens para estudiar, aún estaba en el armario, pero al menos encontré una comunidad que me dio la bienvenida. Asumí mi sexualidad más tarde, cuando comencé a leer a Eribon. Ahí fue cuando empecé a aceptarme a mí mismo. Y cuando finalmente llegué a París, donde es mucho más fácil ser gay comparado con el pequeño pueblo en el que crecí. ¿Cómo la gente puede decir que las condiciones de vida no generan violencia? Para mí es obvio.
“Y sobre todo ¿por qué me portaba así: los modales, el manoteo al hablar (gestos de locaza), las entonaciones femeninas, la voz chillona?»
(Édouard Louis, Para acabar con Eddy Bellegueule)
SHANGAY ⇒ El libro te ha convertido en un icono LGTB en Francia.
ÉDOUARD LOUIS ⇒ No sé si soy un icono o un modelo de conducta, pero si mi libro puede ayudar a la gente a cambiar y convertirse en lo que quieren ser, me sentiré muy conmovido. Al menos espero que mi literatura lleve a la gente a reaccionar, a actuar, no solo a contemplar la violencia. Creo que lo más importante del libro es mostrar a Eddy Bellegueule como un niño corriente y banal que sueña con la normalidad. No es un joven excepcional, es reflejo de una realidad cotidiana.
SHANGAY ⇒ Desde España tenemos la percepción de que Francia es un país homófobo, ¿estamos equivocados?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ La violencia homófoba es muy fuerte y está en todas partes. Todos hemos visto las manifestaciones en contra del matrimonio gay en Francia, yo estaba muy asustado. También la obsesión que ISIS tiene con los homosexuales y las leyes homófobas implantadas en Rusia… Mi libro, por ejemplo, ha sido prohibido en Rusia. Son actos que dejan al descubierto cómo es la vida en nuestras ciudades. Las demostraciones fascistas contra el matrimonio gay en Francia revelan cómo es el día a día de los homosexuales en mi país, pero si dices que los franceses somos una sociedad homófoba, te dirán que estás exagerando. Para mí, lo más increíble fue ver que había homosexuales que se oponían al matrimonio gay por considerarlo una cosa conservadora, cuando en realidad es algo extremadamente subversivo. Comencé a escribir el libro mucho antes de que se produjeran las manifestaciones homófobas, pero el tiempo ha demostrado que estaba revelando una realidad no solo de la comunidad gay, sino también de otros colectivos como las mujeres, porque la dominación masculina siempre va relacionada con una dominación homófoba y machista. Por eso las mujeres siempre son tan importantes en las películas de Pedro Almodóvar o Xavier Dolan. Cuando eres gay sientes que compartes un destino común con ellas y que debemos luchar juntos.
«EN UN PERIÓDICO SERIO COMO ‘LE MONDE’ ME INSULTARON LLAMÁNDOME MARICÓN»
SHANGAY ⇒ Es curioso que dos de los mayores fenómenos recientes de la cultura francesa giren en torno a la homosexualidad. En 2013 la película Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! y en 2014 tu libro autobiográfico. ¿Está Francia obsesionada con el tema?
ÉDOUARD LOUIS ⇒ La homofobia en Francia puede ser muy agresiva, pero también en Italia y en España. Lo bueno es que la gente está empezando a reaccionar ante eso, aunque sea un proceso largo y duro. Cuando publiqué mi libro fui atacado violentamente por la extrema derecha y, al mismo tiempo, en un periódico serio como Le Monde me insultaron llamándome maricón. Es increíble, pero mientras la gente reaccione podemos ser optimistas. En una ocasión me encontré con una mujer en una librería y me dijo que antes de leer mi libro era una homófoba reconocida, pero que ahora había cambiado de opinión completamente. Fue una de las cosas más maravillosas que me han pasado.
EL LIBRO PARA ACABAR CON EDDY BELLEGUEULE ESTÁ EDITADO POR SALAMANDRA.