Rusia no tuvo nada que hacer, y perdió su pulso con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, cuando era rechazada su enmienda en la que solicitaba la discriminación de los empleados de la ONU que tuviesen parejas del mismo sexo, requiriendo el no reconocimiento legal de sus matrimonios o uniones por parte de la organización.
Con 80 votos en contra, 43 a favor y 37 abstenciones, las Naciones Unidas han bloqueado la resolución patrocinada por el Kremlin que incluyó el bloqueo de la extensión de la igualdad de derechos para todos sus empleados. Un triunfo para los derechos LGTB frente a la política antigay rusa, aunque no debemos olvidar los preocupantes datos de votos favorables y abstenciones.
El Comité de Presupuestos de la 69ª Asamblea General rechazó las pretensiones de Rusia: forzar a la organización a dejar de reconocer las uniones contraídas por sus empleados con personas de su mismo sexo en países donde estas sean legales, con independencia de su lugar de origen.
Así la ONU da continuidad a su plan anunciado en julio de 2014, en el que se garantiza el mismo trato a todos sus empleados, independientemente de que se trate de uniones con personas del mismo sexo y de las leyes del estado en el que se sirven.
Un plan propuesto por Ban Ki-moon y que Rusia buscaba invalidar. Hasta julio de 2014, Naciones Unidas tan solo reconocía las uniones entre personas del mismo sexo de los empleados que provinieran de países donde estas tuvieran reconocimiento legal.
Ya conocíamos a Ban-Ki Moon y sus políticas a favor de los derechos LGTB, por ejemplo, esta noticia que os dábamos hace unos meses: Conchita Wurst y Ban-Ki Moon, contra la homofobia.
Con este nuevo plan sí se permite el reconocimiento de las uniones entre personas del mismo sexo legalmente contraídas, sea cual sea su país de origen. De esta manera, los cónyuges del mismo sexo de un empleado de Naciones Unidas pueden ya beneficiarse, entre otras prestaciones, de su seguro de salud o del acceso a visados de residencia.
Un caso que se hace realidad es el de Anna Guerraggio, una ciudadana italiana que trabaja para Naciones Unidas, que agradecía poder contraer matrimonio con su pareja, también italiana, en Nueva York, y que esta accediese así a las prestaciones. Con la normativa anterior, al no reconocerse en Italia el matrimonio igualitario, los beneficios a su cónyuge estaban vedados.
Como era de esperar, la decisión despertó la oposición de Rusia –cuyas autoridades parecen haber abanderado el movimiento mundial en contra de los derechos LGTB–, que argumenta que el secretario general se ha extralimitado en las funciones que tiene reconocidas, y ha intentado convencer a los países hostiles a los derechos LGTB para derogar la orden administrativa emitida por Ban.
Pero les ha salido el tiro por la culata, pues las votaciones no han respaldado las pretensiones de Rusia. Dentro de los países que rechazaron la propuesta de veto rusa encontramos: Letonia (en representación de la Unión Europea), Estados Unidos, Australia (en representación suya y de Canadá y Nueva Zelanda), Finlandia (en representación del bloque de países nórdicos), Suiza, Francia, Sri Lanka, Reino Unido, Alemania y México. Apoyando la propuesta de Rusia: Arabia Saudí, Bielorrusia y China.
Si te interesa saber cuáles fueron las argumentaciones que dieron los países apoyando o rechazando la propuesta, encontraras todas en el sitio web de Naciones Unidas.
Por ejemplo México, por citar al único país de habla hispana que intervino, declaró:
“(…) Durante las discusiones previas a la votación de esta propuesta, quedó claro (…) que el boletín del Secretario General no establece la existencia de un estándar internacional para los matrimonios, sociedades de convivencia o figuras equivalentes, ni sobre otros arreglos legales en los que participan las personas en el ejercicio de su libertad. Las acciones del Secretario General tampoco invaden las competencias de las legislaciones nacionales, en donde se regulan este tipo de actos.
Por esta razón, mi delegación apoya la decisión del Secretario General, en el sentido de que el otorgamiento de prestaciones a los empleados de las Naciones Unidas se determine tomando en cuenta la legalidad del acto en el lugar en que sea efectuado, en sustitución de la nacionalidad del empleado. Este ajuste permite dotar de mayor certidumbre a los funcionarios de las Naciones Unidas y a sus familias, en beneficio de la Organización diversa y plural a la que todos pertenecemos.
La decisión del Secretario General promueve, además, la eliminación de la discriminación con base en cualquier motivo (…)”.
En cualquier caso, y pese al preocupante número de países que votaron a favor de Rusia, así como otros que no se posicionaron, debemos tomar esta resolución como una buena noticia en el avance de los derechos LGTB, con la que alrededor de 44.000 empleados de las Naciones Unidas disfrutarán de un tratamiento uniforme e igualitario de sus ventajas como trabajadores de la organización, así como sus familias.
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