La imagen dio la vuelta al mundo. En julio de 2005, Mahmud y Ayaz, dos jóvenes de 17 años, fueron ahorcados de una grúa en la ciudad iraní de Mashhad por ser homosexuales. Se les acusaba de haber mantenido relaciones sexuales y, antes de su ejecución pública en la plaza Edalat (plaza de la Justicia), fueron recluidos en prisión durante 14 meses y azotados con 228 latigazos.
De no haber ocupado las portadas de medio mundo, la historia de Mahmoud y Ayas habría pasado desapercibida a ojos de Occidente, como suele suceder con la multitud de casos similares en países en donde la homosexualidad se castiga con la pena de muerte o que se encuentran bajo dominio de ISIS. Esa circunstancia motivó a José Manuel Lucía Megías a escribir Y se llamaban Mahmoud y Ayas, un poemario con el que mantener la voz de denuncia que reincide en una idea: si estos hechos suceden, es con el silencio cómplice de Occidente.
Dentro del ciclo ‘Los martes milagro’, que lleva al escenario del Teatro Fernán Gómez de Madrid obras de teatro inspiradas en textos de poetas españoles, Voces en el silencio pone en escena el poemario de Lucía Megías en un intento por mantener esa voz de denuncia. Dirigido por Carlos Jiménez, el montaje pone rostro, a través de los actores Daniel Migueláñez y Víctor Manuel Coso, a estos dos adolescentes gays ajusticiados, y sirve como recordatorio de que la violación de los derechos humanos del colectivo LGTB es motivo más que suficiente para conceder asilo en los países occidentales.
En su informe de 2014, ACNUR alerta de que el número de solicitudes de asilo basadas en la persecución por orientación sexual o identidad de género ha aumentado considerablemente con respecto a años anteriores. Esta semana, conocíamos el caso de Christelle Nangnou, que pidió asilo en nuestro país tras huir de Camerún perseguida por su orientación sexual.
La obra Voces en el silencio puede verse en Teatro Fernán Gómez (Pza. de Colón, 4) de Madrid del 16 al 19 de abril.
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