Se pondrá el mundo por montera, pero ha quedado claro que hay una particularidad que no le da tan igual. Mariló, esa fuente inagotable de perlas sobrehumanas, acudía el viernes pasado a La Noche en 24 horas de TVE para ‘hacer un Umbral’ y hablar de su libro, El corazón de las mujeres no tiene reglas. Tras afirmar que “es difícil ser mujer y tener éxito”, el coloquio derivó en el tema que todos estábamos esperando: su censurado topless.
Bora Bora. Playa privada. Mariló con sus secretos al aire y un comunicado de su agencia de representación donde se advertía que la publicación de fotografías supondría romper la legalidad. Nada parece afectarla hasta que nos adentramos en el quid de la cuestión: “Lo más grave es que se insinúe que tengo una relación homosexual”. Mira que se han dicho barbaridades sobre ella, pero esta parece picarle especialmente. “No quiero que se disguste mi amiga, a la que conozco desde hace 40 años. ¿Qué pasa, dos amigas no pueden irse de vacaciones juntas?». Su defensa de la mujer es inversamente proporcional a la gracia que le hace que se le tache de lesbiana, curioso.
Claro, cuando luego pretende hacer creer que sus meteduras de pata no son más que cómicas ocurrencias, el pueblo duda. “La ironía no se entiende en la televisión” o “solo se pueden hacer bromas en La Sexta”, fueron otras de sus majestuosas declaraciones. Ser trending topic por cualquier polémica le entra y le sale con la misma facilidad que la parte de arriba del bikini. Eso sí, con la sexualidad, nada de sarcasmos, vaya, vaya.