“No era nuestra intención caer en el sensacionalismo fácil o en temas provocadores”. Estas eran las palabras poco creíbles del director del semanario marroquí Maroc Hebdo, centro de la polémica desde hace unos días por la portada de su último número.
En ella, se preguntaba si “¿Hay que quemar a los homosexuales?”, palabras que se repiten a doble página en su interior con motivo de un reportaje sobre la sexualidad en el país. Para no querer desatar la polémica y que se les tildase de homófobos, lo han disimulado muy mal.
El aluvión de críticas obligaba a la publicación a emitir un comunicado primero y retirar el número de inmediato. En el documento, se reconoce que Maroc Hebdo “ha despertado reacciones muy airadas poniendo en cuestión el tema” y, por lo tanto, presenta “excusas a todos los lectores que hayan podido sentirse conmocionados”. Tan frío como salvador.
Hay que recordar que Marruecos vive en la ola de la sospecha desde que se detuviese y expulsase a dos activistas de Femen por besarse en Rabat con el torso al descubierto y el lema “en los gays confiamos”. Según el código penal del país, la homosexualidad está penada con 3 años de cárcel, a la espera de que haya una reforma que agrave aún más las sanciones.
Maroc Hebdo además siempre se ha distinguido por crear controversia a través de titulares contra todo y contra todos. Esta vez, han traspasado los límites de la sensibilidad, no sin destacar que es de sabios rectificar.