El Dj que se negó a pinchar en una fiesta gay

“Debemos obecer a Dios por encima de todo”. A este DJ de Maryland tantos decibelios parecen haberle ocasionado un trastorno homófobo. Total, que Dani solo quería celebrar por todo lo alto su 60 cumpleaños, y para ello se percató de que la música era indispensable. Decidió ponerse en contacto con Michael, uno de los propietarios de […]

16 junio, 2015
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El Dj que se negó a pinchar en una fiesta gay

“Debemos obecer a Dios por encima de todo”. A este DJ de Maryland tantos decibelios parecen haberle ocasionado un trastorno homófobo. Total, que Dani solo quería celebrar por todo lo alto su 60 cumpleaños, y para ello se percató de que la música era indispensable.

Decidió ponerse en contacto con Michael, uno de los propietarios de la empresa Ultrasound Deejays, para que amenizara la velada. Todo iba por el cauce correcto hasta que Michael se entera de que Dani es gay y su hermano está casado con otro hombre. Comienzan los despropósitos.

Antes de nada, es preciso destacar que en el estado de Maryland existe una ley que prohíbe la discriminación por motivos de raza, religión o sexo desde el año 2001 en lo que se refiere a “ofrecer buen servicio y entretenimiento”, sin tener en cuenta nada más. Pero se ve que más de uno ve este documento como una amenaza humanitaria y ha decidido hacer la guerra por su cuenta.

En la página web de la empresa podemos observar que proponen diversión “sin que nadie se sienta excluido”. Primera mentira. Ahondando en sus principios, aflora la homofobia: “No nos involucraremos en eventos que tengan celebraciones o actividades homosexuales, seguimos la moral bíblica”. ¿Insuperable? No para Michael, cuyo ideario culmina con un “trabajemos para que América siga así de limpia”.

Y lejos de taparse, responde sin tapujos a la llamada del Washington Post: “Solo he dicho que no lo haremos, somos una organización cristiana y no iremos contra nuestra fe, lo siento”. No pasa nada, será por empresas. Eso sí, este último alegato tal vez merezca una remezcla: “Es como si dejaras una sinagoga para una fiesta nazi o enviaras a un DJ negro a una reunión del Ku Klux Klan”. Por si no teníamos suficiente con Ten Walls, expulsado de festivales como el Sónar 2015 por sus comentarios homófobos, llegan otros que bailan a su mismo ritmo.

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