Lila Perry es una alumna de 17 años de la Escuela secundaria de Hillsboro, en Missouri (EE UU). Fue detectada precozmente como un caso de niños de género variante, y se confirmó su transexualidad cuando se identificó plenamente con el género femenino a los 13 años de edad.
Lila había estado utilizando un baño unisex reservado al personal, que fue especialmente habilitado para ella. Pero este año, cansada de la segregación de la que era víctima, decidió empezar a acudir a los baños de chicas y cambiarse en el vestuario femenino cuando tenían las clases de educación física, lo que enfureció a algunas estudiantes y sus padres.
Un conflicto que acabó en una disputa en clase, en la cual a Lila no se le permitió intervenir, pues fue enviada a la oficina del director mientras sus compañeros debatían el asunto. Otra muestra de discriminación por parte del centro.
El debate se extendió por la escuela y se convirtió en un tema de discusión de padres y alumnos, que acabó con la manifestación de 200 estudiantes a las puertas de la escuela este lunes 31 de agosto, en la que se reclamaba que Lila no pudiera usar los vestuarios femeninos.
Los estudiantes fueron acompañados por sus padres y otros lugareños intransigentes. Una vergonzosa muestra de intolerancia ante una valiente joven de 17 años que no teme plantar cara un pueblo entero.
Por suerte, no todos fueron detractores, pues la chica contaba con el apoyo de unos 40 alumnos que defendieron sus derechos a la igualdad de trato.
“Yo no estoy haciendo daño a nadie, es solo que no quiero sentirme segregada por más tiempo”, aclaraba Lila. “No quiero seguir utilizando un baño de género neutro, al que acudo solamente yo. Soy una chica y no debo ser empujada a otro baño”.
Por el momento, Perry ha abandonado las clases de educación física, después de recibir amenazas de otras chicas, pero asegura que seguirá utilizando el baño de las chicas.
“No hace mucho tiempo se podía escuchar cómo los blancos se quejaban de no sentirse cómodos compartiendo los baños con los negros, la historia siempre se repite, pero hay que seguir luchando para cambiarla de nuevo”, asegura Lila Perry, que no está dispuesta a rendirse.
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