“Tristemente, ha sido una semana difícil para mí, muchos días sin dormir, mientras tengo que estar ‘listo’, como ellos dicen, para las cámaras, fans, etc. De ninguna manera quise ser grosero, pero decidí terminar el show cuando vi que las personas de la primera fila no escuchaban. Espero que la gente sepa de dónde vengo. No siempre manejo las cosas de la manera correcta, pero soy humano y estoy trabajando en ser mejor respondiendo que reaccionando. Desgraciadamente, hay personas que se vieron afectadas por cómo soy. Lo siento mucho por las personas que estaban hacia atrás del público y por todo aquel al que pude ofender. Siento también haber hecho perder su tiempo a la gente que veía el concierto por la televisión. Me aseguraré de arreglarlo la próxima vez. Con amor, Justin”.
Con este comunicado a través de Instagram, Justin Bieber daba carpetazo a su desafortunada semana. Después de su paso por Madrid, donde abandonó una entrevista en los 40 Principales y mostró pocas ganas de disfrutar en El Hormiguero, se dirigía a Oslo. En la capital noruega iba a deleitar a sus fans con un nuevo concierto pero, después de la primera canción, todo se torció.
Bastó un poco de agua en el suelo y un par de fans enloquecidas por tocar a Bieber para que este se pusiera nervioso, pidiera que le escuchasen y la hecatombe. Eso sí, este hombre no deja a nadie indiferente.