Es maravilloso compartir tu vida con esa persona que se complementa contigo, que te llena, que es un plus en tu día a día… La monogamia para algunos es un rollo patatero ¿Compartir tu vida con un solo hombre? ¿Tal y como está Grindr últimamente? Qué ganas de cerrarse puertas…
Pues sí, aunque algunos lo duden –mucha gente cree que en el colectivo gay la promiscuidad campa a sus anchas–, la monogamia existe y está muy arraigada dentro de los hombres homosexuales. A las duras y alas maduras, en los momentos donde era ilegal amar a tu pareja y en los momentos, como ahora, en los que es legal, en los buenos momentos y en los malos, y un largo etcétera.
¡Pero cuidado!
A veces se crean grandes expectativas acerca de cómo ha de funcionar una relación monógama. No todo vale. Si quieres conservar y mejorar, o no empeorar la relación tu pareja, aquí te mostramos una selección de cinco malentendidos acerca de la monogamia.
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5. Compartir la misma cama
Si tienes pareja formal o estás casado, tienes que dormir en una cama de matrimonio con tu pareja sí o sí. Y si no dormís juntos es que algo va mal… ¡Meh, error!
Hay gente que es más independiente que otra y eso se puede reflejar en un acto tan cotidiano y necesario como dormir. Que no quiera dormir abrazado a ti no significa que se esté apagando la llama del amor, al revés, el hecho de dormir varios días de entre semana separados y reservar el compartir la cama los fines de semana puede incluso hasta avivar la llama.
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4. Ser el centro de atención de tu pareja
No intentes ser el centro de su vida social, que pase un rato con sus amigos, familia o compañeros de trabajo viene bien para la relación, tanto para el como para ti.
Que te cuente cosas o experiencias novedosas o que se pueda desahogar con los demás acerca de la relación sentimental que mantenéis puede ser un potabilizador muy útil para retirar las sustancias tóxicas que surgen en la convivencia.
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3. Pensar que os tienen que gustar las mismas cosas
Que haya gustos o aficiones comunes entre ambos ayuda a mejorar, eso está más que claro. Pero si la gama no es muy amplia que digamos… ¡que no cunda el pánico!
Y con esto volvemos a lo de antes. El apoyo de los amigos o de agentes externos a tu relación es fundamental. Compartir con ellos las actividades que no podéis hacer con nuestra pareja. ¡Ojo! Eso no significa que no encajéis como pareja, habrá otros ámbitos en los que sí. Además, ¿nunca has escuchado que los polos opuestos se atraen?
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2. Creer que no se fijará en otros
Cuanto antes lo aceptes mejor. No eres el único hombre en la faz de la tierra, y mucho menos el más sexy; además, tu pareja no es de piedra. No te pilles una rabieta por si se fija ocasionalmente en otra persona. Una cosa es echarle un ojo al chulazo de turno y otra muy distinta es que le toque.
Tener una relación sentimental no es dejar de ser humano, y el instinto animal sigue ahí, tengamos el tipo de relación que tengamos. Otra cosa distinta es romper el vínculo o reglas acordadas que se establecen en una relación monógama, pero el instinto siempre va a estar.
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1. Creer que tienes que ocultar a tu pareja los sentimientos que tienes hacia otras personas
Como ya hemos dicho, a pesar de tener una relación monógama, se sigue teniendo ese instinto animal e intentar ocultarlo, sobre todo si ese sentimiento empieza a ir a más, no es beneficioso para la relación.
Hablando se entiende la gente y es mejor ser claro y conciso con él que no guardarse y mentirle acerca de las posibles atracciones que puedas sentir hacia otras personas. Que puede que se ponga un poco celoso… bueno, no pasa nada, hay que entender que él también es humano, mientras que la cosa no pase a mayores, claro está.
Si vas siempre con la verdad por delante, los puntos se sumaron solos a la relación con tu pareja.