El Teatro Real sale del armario

Billy Budd, una de las óperas más gays del repertorio, se estrena en madrid con 65 años de retraso. El Teatro Real, templo madrileño de la lírica, salda así una deuda histórica con uno de los músicos más fascinantes del siglo XX: Benjamin Britten, un hombre clave en la música del pasado siglo, cuya relación con […]

Nacho Fresno

Nacho Fresno

Plumilla poliédrico -escondido tras una copa de dry martini- que intenta contar lo que ocurre en un mundo más absurdo que random.

14 noviembre, 2016
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El Teatro Real sale del armario

Billy Budd, una de las óperas más gays del repertorio, se estrena en madrid con 65 años de retraso. El Teatro Real, templo madrileño de la lírica, salda así una deuda histórica con uno de los músicos más fascinantes del siglo XX: Benjamin Britten, un hombre clave en la música del pasado siglo, cuya relación con el tenor Peter Pears marcó gran parte de su obra, con títulos como Muerte en Venecia, Peter Grimes, Otra vuelta de tuerca o La violación de Lucrecia. Britten, que recibió en 1976 el título de Baron Britten por la Reina Isabel II, falleció en 1976 y está enterrado en la catedral de San Pablo. A su lado está la tumba de su pareja, Sir Peter Pears.

Pero volvamos a Billy Budd… El 1 de diciembre de 1951, Benjamin Britten daba la campanada en la Royal Opera House de Londres con el estreno de esta ópera –con reparto exclusivamente masculino– ambientada en el claustrofóbico y sórdido mundo de un barco, en el que un guapo y joven marinero llamado Billy Budd logra desquiciar con su belleza y personalidad al capitán del navío, Claggart, quien es incapaz de canalizar esta situación. En palabras de Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, “el tema de Billy Budd es uno de los recurrentes de Britten: el recelo maligno ante aquella singularidad que convierte a un miembro de la comunidad en alguien diferente y especial, no asimilable a los demás. En este caso, sin embargo, en vez de tratarse de la figura desagradable de aquel desheredado social que era Peter Grimes, protagonista de otra de las mejores óperas de Britten, se trata de un joven bello, leal, generoso, fuerte, ingenuo y bondadoso, adorado por todos e inconsciente de la fascinación –y finalmente el recelo– que provoca en algunos. La ópera explica cómo la maldad y la envidia destruyen, gratuitamente, a este hombre intachable. Y nos invita a sentir horror ante esta maldad y también piedad por la impotencia de los hombres por evitarlo. Como escribió W.H. Auden, uno de los grandes amigos de Britten, ‘el mal no tiene nada de espectacular: es humano, comparte nuestro lecho y se sienta a nuestra mesa”.

Con libreto de E.M. Forster (recordado autor de Una habitación con vistas) y Eric Crozier, la historia está basada en una novela inacabada de Herman Melville. En enero de 1975 se estrenó en el Liceo de Barcelona, y en enero de 2017 llega, por fin, a Madrid. Estamos ante una de las apuestas de esta temporada del teatro madrileño, que marca las señas de identidad de su director, que tiene como meta combinar el repertorio clásico, el belcantista, títulos del XX y estrenos mundiales. Eso sí, siempre cuidando al máximo las voces, una de los límites en los que Matabosch no está dispuesto a bajar nunca el listón. La ópera se estrena en el Teatro Real el 31 enero. Las entradas salen a la venta el martes 15 de noviembre, y es el momento de conseguir entradas a buen precio y con visibilidad. 

(En la foto de arriba vemos a los barítonos Duncan Rock y Jacques Imbrailo, dos de los protagonistas de esta producción del Real, coproducida con la Ópera de París y que se estrena el próximo mes de enero, en una función de Billy Budd que han cantado recientemente)

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