Escena real que ocurrió el domingo 12 de marzo a media tarde en pleno barrio de Chueca. Los protagonistas son una familia –de estética tirando a conservadora/pija– formada por un matrimonio heterosexual y dos hijos, que bajaban por la calle Gravina. En el cruce con la calle Pelayo, la madre llama a su hijo, de unos siete años, y le dice: “Mira, mira, una bandera… [señalando a un balcón que tiene una bandera arcoíris en esa confluencia]. ¿Sabes qué bandera es?”. La respuesta de su hijo no pudo ser ni más bonita, ni más directa, ni más tierna. Ni más real pese a ser imposible: “Sí, la bandera del país de los gays”.
Cuánta razón tenía el pequeño: la bandera del arcoíris es, probablemente, la más universal de todas, pues no representa países ni fronteras, y acoge no solo al colectivo LGTB sino a todo aquel que quiera venir, no ya a Chueca, sino al universal país de los gays. Todo un bofetón a quienes definen a los gays como lobby y a Chueca como gueto. Un gueto cuya bandera oficial es “la del país de los gays”. Cómo han cambiado las cosas en este país en tan poco tiempo. ¡Enhorabuena a esa anónima familia… si llega a leer este post!