De Hermès a Duralex. Porque la vida es así. Como lo es nuestra web, Shangay.com: transversal, poliédrica, variada, caleidoscópica. Me niego al cursi símil de ‘montaña rusa emocional’. Prefiero este ‘de Hermès a Duralex’, o recurrir al donjuanesco “a las cabañas bajé, a los palacios subí, los claustros escalé y en todas partes dejé memoria amarga de mí”.
Lo que ocurre es que Shangay.com no deja memoria amarga. O al menos no es esa la intención de quienes la hacemos, sino que lo que pretendemos es cubrir ese amplísimo abanico que ofrece la posibilidad de elegir entre todo lo que cabe entre Hermès y Duralex. Y gratis. Que eso es lo bueno. Porque en la vida real son unos pocos los que han podido vivir –y comer– entre vajillas de Hermès, y somos más los que recordamos los rayados platos y vasos de Duralex (hoy, por cierto, por culpa de la moda vintage, ambas marcas francesas están casi a la par en algunas tiendas). Lo de Duralex es para los que tenemos cierta edad, que para los jóvenes es la vajilla de Ikea. La web de Shangay te da acceso a actualidad LGTB, noticias culturales, fotos de chulos, artículos sesudos de opinión, posts para divertirte o, simplemente, noticias curiosas, entre mil cosas más. Y lo hacemos de manera intencionada, porque creemos que si la vida es así, transversal, una web que se llama Shangay también debe serlo. Y porque ya estamos en un estadio de la vida, de la sociedad, en la que no por ser gay o hetero te tiene que gustar solo una serie de cosas, limitar tus aficiones, encasillarte en un estilo.
Lejos quedan ya –o deberían quedar– esas manías de enfrentar todo. En este último número en papel de nuestra revista Shangay publicamos un reportaje de familias en el que tres matrimonios (uno de dos mujeres, otro de un hombre y una mujer y otro de dos hombres) pasan una tarde en El Retiro y comprobamos, en primera persona, que los niños, que vienen ‘sin contaminar’ y son la ingenuidad pura, se relacionaron entre sí atendiendo exclusivamente a sus afinidades por edades, nunca en base de quiénes eran sus progenitores. De ellos deberíamos aprender, y enfrentarnos al día a día con una sonrisa de tender puentes, y no encarados con ganas de montar bronca, como hacen muchos haters con los que, sinceramente, no perdemos el tiempo. Una cosa es dar una opinión, que nos encanta y consideramos; otra es criticar por criticar.
Por eso, desde Shangay.com trabajamos para intentar darte cada día informaciones de todo tipo: desde Lorde y Rosalía, a la Dúrcal, Falete o saber si al final Isabel Pantoja heredó o no el piso de Juan Gabriel en Chueca. En nuestros sorteos, lo mismo te invitamos a los preestrenos de las películas nominadas a los Oscar, al Teatro Real, musicales de gran formato o a una función de travestis en una sala alternativa. No por ello dejamos de trabajar para ser los primeros en denunciar atrocidades como el puñetero autobús de Hazte Oír, hacernos eco de todas las barbaridades que sigue sufriendo el colectivo LGTB o dando cabida a todos aquellos que, desde sectores tradicionalmente contrarios a la causa gay, intentan, desde dentro, que las cosas cambien.
¿Por qué? Porque si hoy vivimos así de bien es gracias a que durante años fueron muchos los que lucharon, sin tregua, para acabar con el pensamiento único. Y entre Hermès y Duralex cabe todo… menos el pensamiento único.