A nadie le amarga una escapada a las Islas Baleares. Y menos a una viajera empedernida como la actriz Ana Polvorosa, que además está necesitada de todo el descanso que pueda lograr, porque lleva dos años en que apenas ha parado. Y encantada, eso sí, que no se queja. Pero no puede estar más contenta de una escapadita como esta. “Siempre que puedo, en cuanto tengo tiempo libre, me escapo y hago un viaje. Me encanta conocer sitios nuevos, y las experiencias en los viajes, que siempre son únicas, te ayudan a construirte como persona, porque aprendes muchísimo”.
No puede negar que los destinos de playa, y las islas, le atraen mucho. Hace años, viajó a las Maldivas con su amigo –y director en Pieles– Eduardo Casanova, y lo recuerda como un viaje de ensueño. Solo recuerda una experiencia muy desagradable en un destino idílico. “Me marcó, y la recordaré siempre, fue un viaje a República Dominicana. Era el típico en que estaba todo incluido, pero que no organicé yo. Resulta que, por una confusión, llegamos a coger el vuelo de vuelta un día tarde. Me tocó gastarme un pastón en otro billete. Una de esas experiencias que te generan desconfianza cuando no eres tú la que organiza el viaje; fue tan desagradable que incluso me puse mala del estómago de los nervios. Y eso después de diez días estupendos de un todo incluido, con piscina y playita…”.
Basta de recordar momentos complicados, que estamos en Baleares, y Trasmediterranea se ha ocupado de que este sea un viaje de lo más placentero. Un crucero que le supo a poco, y en el que sobre todo, echó en falta una parada que le habría encantado, y que no pudo ser porque su apretada agenda le impidió alargarlo. “Me hubiese gustado mucho pasar por Menorca. Mi hermano mayor lleva varios años yendo allí de vacaciones, pero yo nunca he podido ir por problemas de fechas. Tanto él como muchos amigos me dicen siempre que es una isla increíble, así que me gustaría ir pronto”. Y es que hasta ahora conocía muy poco las Baleares. “Solo había estado antes en Mallorca”, confiesa. “Y en Canarias solo he visitado Fuerteventura”.
“Las experiencias en los viajes, que siempre son únicas, te ayudan a construirte como persona”
Gracias a los últimos proyectos en los que ha participado ha tenido alguna oportunidad de viajar. “Hice una visita exprés a Miami para promocionar Las chicas del cable, fueron solo dos días, una locura”. Y gracias a Pieles también ha hecho dos escapadas interesantes. “En enero estuvimos en Berlín, en el festival de cine. Y también estuve por primera vez en Bilbao un fin de semana, en su festival de cine fantástico”. Ir de un lado a otro promocionado proyectos que te gustan está muy bien, no cabe duda. “¡Está fenomenal! Es una de las consecuencias que acarrea esta profesión. El otro día tuve que grabar un exterior para Las chicas del cable en Guadalajara, ya ves tú, pero a mí incluso eso me hace mucha ilusión. Que tu trabajo te dé la oportunidad de conocer distintos sitios es un privilegio”.
No podemos hablar solo de viajes en el sentido literal de la palabra, porque su trabajo como actriz le permite a Ana Polvorosa vivirlos también en un sentido figurado. Y los más recientes, el estreno de la primera temporada de la serie para Netflix Las chicas del cable –la segunda está grabada también– y el estreno en cines de Pieles, han sido para ella muy, muy especiales. “En diciembre se emite la segunda temporada de Las chicas…, y en enero comenzamos a grabar la tercera, una buenísima noticia”. Está gratamente sorprendida del impacto que ha tenido la serie hasta ahora, además a nivel global, cuando ella estaba acostumbrada a que sus trabajos fueran reconocidos principalmente en nuestro país. “Me han empezado a llegar mensajes a través de las redes sociales de todo el mundo, de Latinoamérica a Estados Unidos, muy fuerte”.
Está encantada de que le haya pasado con Sara, un personaje que defiende su espíritu revolucionario y también la polisexualidad. “Yo es que también tengo un punto muy revolucionario, amo este personaje”, afirma. “Me está aportando muchísimo, y me está haciendo crecer tanto profesional como personalmente. Me está dando mucha seguridad en mí misma, y es muy distinta a todo lo que había hecho antes”. En la serie, los personajes que interpretan Ana Fernández, Borja Luna y ella se embarcan en un triángulo amoroso que está reflejado con una naturalidad poco habitual en nuestra ficción. “Lástima que no puedo contarte nada de lo que me pasa en la segunda temporada, porque a Sara le pasan cosas muy fuertes. ¡Estoy como loca por que se estrene! Y es que se tratan ciertos temas que me parece muy necesario que se reflejen en la ficción. Vais a alucinar”. Pero no hay manera de sonsacarle ni una pista. Aunque sí de que reflexione sobre este trío. “Hasta ahora, lo habitual era que la historia de amor idílica que predominaba en las series era la típica de pareja heterosexual. Aquí no solo se incorpora una historia homosexual, sino una de poliamor”.
“Estoy como loca por que se estrene la segunda temporada de Las chicas del cable. Vais a alucinar con lo que le pasa a mi personaje”
Con Pieles también está viviendo un viaje muy potente, y de nuevo está comprobando su impacto más allá de nuestra fronteras. “En este caso, sobre todo en China y otros países asiáticos… ¡Las asiáticas están muy locas! Les gusta mucho el rollo rosa de la películas, están revolucionadas”. Para Ana fue un rodaje duro, porque el hecho de que su personaje tenga el ano en la boca supuso llevar una prótesis inmensa, y el hecho de que rodasen en verano lo complicó. “Me ocupaba prácticamente toda la cara, la movilidad era reducida, no transpiraba, no podía comer con normalidad… Pero volvería a hacerlo”. Sobre todo porque por Eduardo Casanova lo dará todo siempre. “Trabajaría con el toda mi vida. Le amo con locura, es más que mi amigo o mi hermano, va más allá. Y ver su evolución, y comprobar cómo está haciendo sus sueños realidad me alegra mucho. Es muy afortunado, porque la vida le está dando grandes oportunidades, siempre se lo digo”. No puede sentirse más orgullosa, y no lo puede ocultar. “No solo de las cosas que él hace, también de que me confíe en mí para personajes como el de Pieles”.
Una oda a la diferencia que, precisamente, no deja indiferente, y que probablemente moleste a mucha gente incapaz de aceptar a quienes no encajan dentro de las normas establecidas, sea por su físico o por su manera de actuar. “En realidad, los pocos que deberían ruborizarse con Pieles son aquellos que no están contentos consigo mismos”, apunta. “Y los que tienen algo que tapar o que ocultar”. Es consciente de que provoca opiniones encontradas. “Te puede gustar más o menos, pero al final es una película que habla de emociones y sentimientos, del amor más absoluto. Pieles está siendo un gran viaje”.
Descubrimos que la Ana viajera es bastante maniática, porque no le gusta dejar nada al azar en cualquier escapada vacacional. “Me gusta tenerlo todo muy organizado, porque tengo una personalidad obsesiva, muy estructurada”. Lógico que recuerde su viaje a República Dominicana como un infierno por los imprevistos. Aunque también confiesa que está intentando cambiar en la medida de la posible, para no sufrir tanto cuando las cosas no salen como estaba planificado. “Me apetece disfrutar de que las cosas fluyan, que hasta ahora nunca he podido. Ahora ya me digo ‘A ver, Ana, que no tienes por qué organizarlo todo tanto’. Me cuesta por lo maniática que soy con el orden, pero lo estoy intentando”. Con la de imprevistos que surgen en los rodajes, a saber cómo reacciona. “¡Imagínate, me vuelvo loca!”, dice entre risas. “Pero en el trabajo lo llevo mejor, porque estoy más que acostumbrada, no me queda otra”.
Si se para a pensar en un viaje que le haya marcado especialmente, no duda un segundo. “Me quedo con un viaje muy especial a Cuba. Edu [Casanova] se fue a hacer un curso de dirección en la Escuela de Cine [de San Antonio de los Baños], y se quedó más tiempo del previsto, en plan cubana loca”, y se echa a reír al recordarlo. “Me llamó insistiendo en que necesitaba verme, y me fui para allá, diez días. ¡Fue tan fuerte la experiencia! Primero, porque me encontré a Edu supercambiado, ya no era mi amigo el que se fue, era otra persona. Me llamó mucho la atención, había cambiado físicamente y de forma de ser, creció mucho allí. De hecho, cuando volvió fue cuando empezó a trabajar en Pieles”. No solo le impactó eso, también La Habana como ciudad. “Tiene muchísimos contrastes, con edificios que debieron ser increíbles pero que están destruidos. Es una ciudad que en parte se ve arrasada pero que sigue siendo muy bonita; es muy heavy”.
“Los pocos que deberían ruborizarse con Pieles son aquellos que no están contentos consigo mismos y los que tienen algo que ocultar”
Le gustan por igual el mar y la montaña, y también patearse ciudades cuando procede. Ahora, en pleno verano, tras su escapada a las Baleares, tiene varios viajes previstos –“no te digo los destinos ahora, mejor en la próxima entrevista”–. Salvo que salga algún trabajo antes de retomar Las chicas del cable, lo que quiere es relax. “Necesito un par de meses de descanso, son vacaciones bien merecidas”. Apunta que va a conocer un lugar que le apetece mucho, porque nunca ha estado, y después pasará tiempo con la familia. “Ese será el momento de no hacer nada, solo comer e ir a la playa”. Suena de maravilla.
Fotos DANNIEL ROJAS
Estilismo ARTURO ARGÜELLES
Maquillaje y peluquería RAQUEL ÁLVAREZ PARA CHANEL
Edición digital DAVID LORENZO
Agradecimientos TRASMEDITERRANEA / NISSAN / PEP NOGUERA
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