Una vez más, la reflexión de un niño nos vuelve a dejar sin palabras. Y también una vez más un menor vuelve a dar un bofetón de normalidad a todos aquellos agoreros catastrofistas que pensaban que la normalización iba a suponer un cisma y un caos en la sociedad. “Mamá, creo que soy ‘eternosexual’ porque me gustan las chicas y no los chicos”. Así, con esa naturalidad, Pablo [nombre ficticio] de 12 años se lo dijo a su madre, María, [nombre real] tomando algo en una de las terrazas de la Plaza de Chueca junto a otros pequeños del cercano colegio al que van y sus padres.
La preciosa respuesta de otro niño de 7 años cuando lo llamaron «maricón» puedes leerla aquí
Lo algo que demuestra que los pequeños ven las cosas como son: con absoluta normalidad y que las diferentes realidades, identidades sexuales y modos de vivir la sexualidad, lejos de ser un tabú o un problema, para ellos forman parte de la cotidianidad, tanto que, sin quererlo, Pablo se ‘inventó’ una nueva catategoría, ‘eternosexual’. ¡Bravo por Pablo! Y por su madre que ha educado a su hijo enseñándole que la diversidad es el pan nuestro de cada día.
Si quieres saber definió otro niño en Chueca la bandera LGTB, sigue leyendo.
Escena real que ocurrió un domingo del pasado mes marzo a media tarde en pleno barrio de Chueca. Los protagonistas eran una familia –de estética tirando a conservadora/pija– formada por un matrimonio heterosexual y dos hijos, que bajaban por la calle Gravina. En el cruce con la calle Pelayo, la madre llama a su hijo, de unos siete años, y le dice: “Mira, mira, una bandera… [señalando a un balcón que tiene una bandera arcoíris en esa confluencia]. ¿Sabes qué bandera es?”. La respuesta de su hijo no pudo ser ni más bonita, ni más directa, ni más tierna. Ni más real pese a ser imposible: “Sí, la bandera del país de los gays”.
Cuánta razón tenía el pequeño. Aunque los gays no tenemos país, porque hay miembros del colectivo LGTB en cualquiera y en todos los sectores de la sociedad, la bandera del arcoíris es, probablemente, la más universal de todas, pues no representa fronteras, y acoge no solo al colectivo LGTB sino a todo aquel que quiera venir, no ya a Chueca, sino al ‘universal país de los gays’. Otro bofetón a quienes definen a los gays como lobby y a Chueca como gueto. Un gueto cuya bandera oficial es “la del país de los gays”. Cómo han cambiado las cosas en este país en tan poco tiempo.