En 1998, Justin Fashanu, primer futbolista profesional en declarar abiertamente su homosexualidad en un tabloide inglés, escribía esta nota de despedida poco antes de ahorcarse: “Me he dado cuenta de que ya he sido condenado como culpable. No quiero ser más una vergüenza para mis amigos y familia, espero que el Jesús que amo me dé la bienvenida y finalmente encuentre la paz”. Su heroicidad le llevó a un infierno de discriminación incapaz de soportar. Así que cada vez que se habla de homofobia en el denominado ‘deporte rey’, conviene echar la vista veinte años atrás para darse cuenta de que no se ha evolucionado nada.
El mundo del fútbol español da un importante paso para salir del armario
Por más que se agradezcan intentos como el de Lolita en su nuevo programa de TVE, la realidad sigue siendo dramática para la visibilidad del colectivo. Frases como “yo no conozco ni un caso de futbolistas gays en España”, “si un tío dice que es homosexual y que le den por culo al mundo, mañana va a jugar fuera de casa y hay 30.000 tíos que quizá le están gritando…” o “es un deporte muy machista”, pronunciadas por los invitados, los ex futbolistas Iván Helguera, Julio y Patxi Salinas y el ex jugador de baloncesto Juanma López Iturriaga, volvieron a dejar claro todos los tabúes que hay dentro de un estadio.
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Mientras que muchos países sí que abanderan campañas contra la homofobia y castigan gravemente la discriminación, en España las instituciones se niegan a hablar de homosexualidad –el presidente de La Liga, Javier Tebas, incluso comparó a un nazi con un gay hace unos meses– y es flagrante la falta de sanciones cada vez que se pronuncia un “maricón” como insulto. Y ocurre constantemente, que se lo pregunten a Cristiano Ronaldo. En fin…