No podemos evitar imaginar que un diseñador de prestigio y reconocimiento –en este caso, modista– siempre implica en el trato personal cierto grado de divismo. Es algo impensable al hablar de Lorenzo Caprile, que es directo, llano y natural como la vida misma. Los protocolos los deja para cuando está en su taller, porque sabe lo importantes que son para sus clientas, que acuden a él con la ideal de lucir radiantes en ocasiones especiales.
Caprile está de celebración por múltiples motivos: en 2018 cumple 35 años en la profesión, 25 con taller propio, se mete en millones de hogares todos los lunes gracias al programa Maestros de la costura, y acaba de recibir la Medalla al Mérito en las Bellas Artes. “Mi hueco me lo he hecho yo solo, bien lo sabe Dios. Con la ayuda de mi equipo y mi clientela. Ni he tenido sponsors, ni socios capitalistas ni subvenciones, ni Cibeles… ni Neptuno. Todo lo he logrado con estas manitas y mi maquinita…”. Que se le haya reconocido con la prestigiosa medalla le proporciona una satisfacción que no oculta. “Además, la recibí junto a otros artistas y amigos, Jose Coronado, Magüi Mira, Rafa Amargo… Es un gran privilegio que se te reconozca tanto trabajo y sacrificio, y haber puesto tu granito de arena en momentos históricos de este país. Pero de ahí a que me cambie la vida, pues no. Que soy perra vieja”.
Cuando le propusieron formar parte del jurado del programa Maestros de la costura, junto a María Escoté y Palomo Spain, valoró los pros y los contras posibles y no lo dudó: “Quien no arriesga no gana. De momento, a nivel mediático las consecuencias han sido positivas. Pero la popularidad no da de comer, y yo nunca he buscado fama… Me pilla con el ego muy calmadito, sé que todo es efímero”. Su evidente soltura ante las cámaras le ha hecho ganarse al público desde la primera entrega. “Es que tuve la mejor maestra posible a la hora de desenvolverme en los medios, Julia Otero, que me dio mi primera oportunidad en 2006. Me gusta más la radio, aunque la tele no se me da mal”, dice entre risas. “Me veo raro, pero también muy gracioso”.
“En la moda española hay un exceso de desfilitis y de ego trips”
En Maestros de la costura le vemos más exigente y duro de lo que él se considera que es, aunque tiene claro que es importante que muestre su genio en el programa. “Es que la moda es un mundo muy mezquino y cruel, si vas en plan naïf te comen vivo, porque es una jungla. Y en él no hay pasado: vales lo que vale tu último trabajo, y eso es triste”. Sorprende que incluso le quite, en cierto modo, méritos artísticos a su trabajo, algo no tan habitual en diseñadores y modistas como él. “Es que el arte trabaja con emociones atemporales, mientras que nosotros utilizamos materiales efímeros, lo opuesto a los artísticos. El Partenón es eterno, mientras que ahora un vestido de los 80 es lo peor… y a lo mejor no vuelve a ser lo más hasta dentro de quince años”. ¿Y la idea de ver sus diseños expuestos en un museo cual obras de arte en un futuro? “No confío en eso, yo lo que quiero es tener más trabajo en mi taller; los museos, para los muertos”.
No ha querido Caprile mostrar nunca sus creaciones en pasarela. Cierto que ha contado con escenarios privilegiados para que se vean sus vestidos, cuando los han lucido la reina Letizia –antes de serlo– o su fiel Anne Igartiburu cuando retransmite las Campanadas, por poner dos ejemplos evidentes. Pero nunca ha caído en la tentación de acudir a una Semana de la moda para dar a conocer sus colecciones. “Si tuviera una línea de pret-à-porter o un merchandising a lo bestia tipo Ágatha Ruiz de la Prada lo vería lógico, porque un es desfile es una campaña publicitaria para hacer ruido. En mi caso, sería un ego trip más que otra cosa.. Y en la moda española hay un exceso de desfilitis y de ego trips… Además, un desfile cuesta mucho dinero, y a mí no me gusta tener que pedir favores a nadie”.
¿Tiene ilusión por casarse? ¿Qué opina de la gestación subrogada? ¿Cuál es su último proyecto como figurinista de teatro? Sigue leyendo
El modista se siente feliz, y realizado, vistiendo sobre todo a novias. “Te permite experimentar con volúmenes, tejidos y bordados de cara a un día muy emocionante para las familias”, asegura. Le encanta el espíritu teatral con el que se organizan las bodas, que entronca además con su extensa labor como figurinista para la escena. “Porque también visto a otros muchos personajes que participan: la madrina, la abuelita, la mejor amiga, la cuñada…”. Ha encontrado un equilibrio interesante entre su trabajo para embellecer bodas y funciones como El caballero de Olmedo, dirigido por Eduardo Vasco, que se representa en marzo en Madrid. Se siente algo encasillado porque su labor como figurinista se ha centrado –y ha brillado– principalmente en obras clásicas, aunque no exclusivamente. “Para El malentendido, de Albert Camus, dirigida también por Eduardo, hice un trabajo muy minimalista, y Fuegos, en el festival de Mérida, fue un montaje muy rompedor. Para vestir a actores de pantalón vaquero y camiseta es lógico que no me llamen a mí”, dice entre risas.
¿Tendrá previsto casarse algún día Lorenzo Caprile? “Ni me lo he planteado. Y si me casara no se enteraría ni mi madre”. De momento no se ha visto en esa disyuntiva, confiesa, y espera no verse. Es un hombre que genera interesantes debates, porque siendo como es uno de los modistas más demandado para bodas –heterosexuales– de alto copete, cuando llega la hora de hablar de bodas homosexuales se muestra muy crítico. “Es que los gays nos estamos volviendo más burgueses que Ana Botella, con ese modelo de familia con mesa camilla, televisor, dos niños y el perrito”, afirma sin atisbo de ironía. “Puede que sea conservador en algunas cosas, pero para mí ser homosexual siempre ha sido otra cosa, no implica ese modelo que sé que no funciona. Si hubiera querido eso, podría haberlo hecho cuando tuve mis novias y mis experiencias hetero. Siempre pensé que, como homosexuales, lo interesante era crearnos algo distinto; en eso creo que coincido con mucha gente de la Radical Gai”.
“Los gays nos estamos volviendo más burgueses que Ana Botella”
Lorenzo asegura que su taller es el ‘hijo’ que más alegrías le da, y no necesita más. “No se puede generalizar, pero veo casos a mi alrededor de parejas gays que me da la sensación de que no se toman a sus hijos todo lo en serio que deberían. Muchos de nosotros somos muy fiesteros: lo que nos gusta un Tanga!, un Chocochurros, ir a Playa del inglés…, y eso lo veo incompatible con los niños”. También se muestra firme en su opinión a la hora de que parejas homosexuales formen familias empleando según qué métodos. “En el tema de los vientres de alquiler soy radical. Me asusta la mercadería que se ha generado, porque al final se ha convertido en algo que está a tu alcance solo si tienes el dinero necesario para ello”. Y eso le perturba. “Porque se crea una brecha entre el gay rico y el gay pobre, y me da un poco de repelús”. Por cierto, aún no ha llegado a su taller una pareja homosexual que sí crea en ese modelo tradicional que conlleva una boda, para que les vista. “Me gustaría vestir a una pareja de novios o novias, pero no, todavía no he tenido la oportunidad. No sé si es porque me ven encasillado en la idea de boda en Los Jerónimos y el Ritz…”.
Lo importante es que su carrera, “muy seria y rigurosa”, en sus propias palabras, está siendo celebrada por varios motivos y en distintos medios. Y como a él más le gusta, a través del trabajo continuado. En ningún caso se ha creado un personaje a la hora de lidiar con la exposición pública que conlleva lo que hace, y comprobar que esa naturalidad no la corrompen ni la televisión, ni el trato con famosos ni los premios nos lleva a celebrar que Lorenzo Caprile siga siendo tan auténtico.
EL PROGRAMA MAESTROS DE LA COSTURA SE EMITE LOS LUNES A LAS 22’30H EN LA 1 DE TVE. LA OBRA EL CABALLERO DE OLMEDO SE REPRESENTA DEL 15 AL 31 DE MARZO EN EL TEATRO DE LA COMEDIA (C/PRÍNCIPE, 14) DE MADRID.