El más madurito de los dos protagonistas de Call Me By Your Name, el altísimo Armie Hammer, acudió la semana pasada al programa de entrevistas de Conan O’Brien, donde habló de temas de todo tipo: desde del rodaje de la película hasta del uso (y abuso) del chándal. “Me jubilo de los chándales”, llegó a afirmar el actor. Sin embargo, lo que más impactó al presentador –y también al público– fue lo que dijo, entre risas, sobre una de las escenas del filme: “Si alguno de los presentes ha visto Call Me By Your Name sabrá que me he comido una polla…”. Hammer se refiere a uno de los momentos de la película en los que Oliver y Elliot, los personajes principales, mantienen relaciones sexuales.
Las entrevistas de O’Brien siempre suelen estar cargadas de humor, y esta no fue menos. El protagonista de Call Me By Your Name supo sacar su lado más chistoso y jugar con eso. “¿Cómo crees que conseguí el papel?”, bromeó Hammer, refiriéndose otra vez a la escena de sexo oral de la película y dejando ver que vale para hacer drama, comedia y lo que le echen.
Call me by your name’, a pesar de su relativo éxito en los Oscar, se ha convertido en una película de referencia no solo para el colectivo LGTB, sino que también para los amantes del cine independiente y bien hecho. Todo el que la ha visto se ha emocionado con la relación que mantienen los dos personajes y con la actuación de todos los miembros del reparto, especialmente con la de Timothée Chalamet.
La película, que sigue estrenándose en diferentes países, continúa con la promoción. ¿Qué cosas seguirán confesando sus actores?
1. Thimotée Chalamet
Imposible considerarle ya una promesa, porque lo que hace este joven actor en Call Me By Your Name es prodigioso [de él habla maravillas su director Luca Guadagnino en la entrevista exclusiva que nos ha concedido]. La suya es una interpretación de una sensibilidad extrema, en la que se mueve entre una variedad de registros sorprendente para alguien de su edad –acaba de cumplir 22–. Elio es un personaje complejo, un adolescente a las puertas de la mayoría de edad al que sorprende, de manera inesperada, un amor incontenible por un estadounidense mayor que él (Armie Hammer). Oliver llega a pasar el verano de 1983 con su familia, en algún lugar idílico de Italia sin determinar, para trabajar en el doctorado con el padre de Elio, experto en cultura grecorromana (espléndido Michael Stuhlbarg).
Erudito y plurilingüe a la vez que tremendamente inseguro, Elio nunca ha vivido un verano tan especial, desbordado por sus sentimientos –que van de la euforia a la tristeza, pasando por el deseo y la confusión–, y el director Luca Guadagnino refleja con mano maestra los vaivenes emocionales de esta –aparentemente– improbable pareja, a la que le cuesta manejar sus impulsos, físicos y emocionales. Solo por el enternecedor último plano de la película –magistral, además de ser una inteligente manera de mantener al espectador pegado a la butaca durante los créditos finales–, Thimotée Chalamet se merecería todos los premios del mundo. Aunque el principal lo tiene, el de emocionar incluso al espectador que más se resista a la lágrima.
2. La música
Es un elemento imprescindible en Call Me By Your Name, un personaje más si se quiere. Muy presente durante toda la película, exquisitamente elegida y dispuesta, refleja a la perfección ese cosmopolitismo bucólico que preside la historia. Piezas de Bach, Maurice Ravel, Erik Satie o Ryuichi Sakamoto –en los momentos de mayor intimidad y/o intensidad– se combinan con hits ochenteros de Bandolero, Giorgio Moroder & Joe Sposito –¿una canción de Flashdance dentro de otra película? ¡Sí!–, F.R. David o The Psychedelic Furs, perfectos para los momentos en que los protagonistas se dejan llevar con naturalidad por lo que sienten en momentos de esparcimiento.
En ocasiones, la música se corta bruscamente, en otras, los temas suenan durante minutos…, qué bien medido está el tempo por Luca Guadagnino durante toda la película. Y es que se pierde en muchos momentos la noción del tiempo, de igual manera que le sucede a los personajes durante esas vacaciones que marcarán el resto de sus vidas.
3. Los pequeños detalles
En una película tan sensorial, cada ingrediente cuenta. Merece la pena estar atento a cada pequeño detalle que contribuye a entender mejor aquello por lo que pasan sus protagonistas a lo largo de este carrusel emocional que supone su furtivo amor. No siempre es posible descubrir qué libro lee Elio, aunque hay que intentarlo; los albaricoques inundan de sensualidad, la película, y un melocotón, sí, también de sexo; dos pies que se rozan pueden resultar más explícitos que esos miembros que no se ven –aunque hay quien critique la ausencia de desnudos frontales, que se antojan innecesarios una vez vista Call Me By Your Name–; unos simples bañadores mojados en la bañera dan a entender mucho sobre su descontrolado deseo; dos manos que se acarician furtivamente, también; un cartel de Tootsie –estrenada el año antes de la acción de la película– evidencia el encanto de esos cines de reestreno estival de los pueblos… Todo suma.
4. La erudita naturaleza
Es verano, la familia vive en una espléndida villa, su vida transcurre al aire libre día y noche… y los espacios en que se mueven se convierten en testigos mudos de todo lo que ven. Elio y Oliver pasean en bicicleta, se bañan en lagunas y piscinas naturales con agua de manantiales, bailan en verbenas de plaza de pueblo o frente a monumentos históricos cuando se escapan de viaje. También retozan –juntos, o con chicas con las que ligan para intentar darse celos mutuamente– en bosques y al borde de caminos, escondidos tas matorrales, siempre con ese espíritu furtivo que es clave en su relación.
En una de las secuencias más hermosas de la película, protagonizada por Elio y su padre, este le dice al joven enamorado: “la naturaleza encuentra a veces tu punto más débil”. Es una lección que el joven aprende a través de esa pasión descontrolada que le duele tanto como le gratifica, y que tanto le ayuda a crecer.
5. Una sexualidad contenida que explota
Elio vive el fin de su edad de la inocencia, acelerada por la pasión que nace en cuanto conoce a Oliver. Luca Guadagnino apuesta por mostrar su despertar desde una sensualidad nada explícita, y esa contención es clave para involucrar al espectador en las desasosegantes experiencias que vive el joven al no poder controlar su atracción. No, apenas hay –tímidos– desnudos, pero el voyeur experto encontrará un mayor placer en la manera que tiene el director de recrearse en esas pequeñas pistas que indican cómo poco a poco ambos se van sintiendo más y más atraídos uno por el otro. Cuando por fin se entregan a lo que sienten, la explosión es más emocional que gráfica. Pero igualmente efectiva, sino más.
Retroceder por algo más de dos horas a los 80 –sin móviles, sin exhibicionismo en redes sociales, sin apps de ligoteo– trae consigo una regresión real a un mundo anterior. Y tiene todo el sentido que no todo sea tan explícito. Merece la pena dejarse llevar por los sentimientos y la imaginación, contribuyen a que el impacto de Call Me By Your Name sea aún mayor, como el poso que deja en la memoria.
CALL ME BY YOUR NAME SE ESTRENA EL 26 DE ENERO EN CINES.