La polémica vuelve a estar servida. Al parecer, Turquía mantiene su opinión de no regresar a Eurovisión. El país lleva fuera del festival desde el año 2012.
Tal y como explica el director de la radiotelevisión turca TRT, Ibrahim Eres, todo ‘el problema’ surge porque consideran el festival como un caos a nivel de identidad sexual.
«Yo no puedo difundir en directo, a las nueve de la noche, en horario infantil, a un austríaco con barba y falda, que no acepta su sexo, que no admite pertenecer a ningún sexo y asegura ser a la vez hombre y mujer». Así dirigía las críticas Ibrahim Eres directamente contra Conchita Wurst.
Sin ningún tipo de fundamento, y sin un mínimo de respeto por el colectivo LGTBI ni a la ganadora de Eurovisión 2014. Un insulto inadmisible que no puede ser tolerado.
Ese año, en el que desde España apostábamos por Ruth Lorenzo, Conchita se convirtió en todo un icono mundial. Hoy sigue siendo no solo una estrella, sino un referente para mucha gente.
Pero hay más. El funcionario no dudó en señalar que en el país no tienen ninguna intención de volver, y argumentan «razones por el sistema de votación» y de «valores».
Ibrahim Eres, no ha dudado en criticar a la Unión Europea de Radiodifusión: «Os habéis desviado de vuestros valores, por eso también se han salido otros países. Ahí hay un caos mental, a causa de los dirigentes. Si eso se corrige, volveremos de nuevo a Eurovisión«.
La LGTBfobia apesta en estas declaraciones. Y no solo en este caso, sino en el de todos esos países que consideren Eurovisión como un «caos mental» simplemente por proponer concursantes que pertenecen al colectivo LGTBI.
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