Fue el último éxito en Broadway para Arthur Miller, pero desde el estreno de El precio en 1968 la vida ha dado muchas vueltas… ¡Quién iba a pensar que esta obra estaría tan de rabiosa actualidad en nuestros días!
Sílvia Munt ha montado en El Pavón Teatro Kamikaze este Miller de forma muy visual y con genuino sabor americano, comenzando por una introducción al más puro estilo Woody Allen, con jazz y precisos montajes de vídeo en blanco y negro. La apuesta de dirección es bastante clásica, y la decisión de entregar a los actores la responsabilidad absoluta de este frágil texto es de sobresaliente.
Algunas obras piden un esfuerzo coral, pero en este caso lo que se necesita es un póker de ases que defiendan desde su particular personalidad las distintas escenas. La terna protagonista recorre un texto donde se habla de profundos problemas familiares, periodos de crisis económica y decisiones importantes que marcarán a fuego toda la vida de los personajes.
Eduardo Blanco crea un tasador judío casi esperpéntico, muy rico en recursos, aunque a veces raye lo excesivo, pero es sin duda el carácter más simpático del cuarteto. Elisabet Gelabert interpreta con acierto su papel de esposa descontenta, y se la ve muy cómoda cuando está presente en la acción, aunque se le escape algún grito cuando la cosa se pone fea. Tristán Ulloa trabaja desde la contención bien entendida, mientras discute por la herencia con su cínico hermano rico, interpretado con maestría por un Gonzalo de Castro que recupera sus registros más histriónicos.
FOTOS: JAVIER NAVAL
EL PRECIO SE REPRESENTA EN EL PAVÓN TEATRO KAMIKAZE (Embajadores 9) DE Madrid Hasta el 6 de enero