Las sesiones de control en el Congreso de los Diputados siempre dan mucho que hablar. Gabriel Rufián, diputado de Esquerra Republicana de Catalunya, leyó un escrito del colectivo LGTBI que iba dirigido al Presidente del Gobierno.
«Me gustaría vivir en un país donde me puedan llamar Alberto, Andrea o María Jesús libremente. Independientemente de lo que tenga en las piernas. Me gustaría vivir en un país donde nadie me juzgue», leyó Rufián.
Sin embargo, dentro de la carta se hacía referencia a muchas historias que forman parte del día a día de muchas personas. «Me gustaría vivir en un lugar donde no me insulten o agredan por pretender vivir y sentir como yo quiera».
Estas palabras fueron un a clara referencia a las agresiones que tantas personas sufren por intentar ser ellos mismos. Pero también hizo alusiones a la heteronormatividad. «Me gustaría vivir en un lugar donde no se presuponga la heterosexualidad y no existan las etiquetas».
También hubo unos segundos dedicados a la transexualidad. De hecho, Rufián hizo de portavoz para pedir que «no sea un DNI donde se decida si eres hombre o mujer y un Registro Civil dificulta el cambio de nombre».
Por último, el diputado por Barcelona se dirigió directamente a Pedro Sánchez ofreciéndose para legislar. Lo que ocurre, como siempre, es que las intervenciones de Gabriel Rufián nunca están exentas de polémica. Los usuarios de Twitter reaccionaron a favor y en contra a partes iguales.
«No utilices al colectivo LGTBI para defender tu causa independentista. No mezcles lo que no hay que mezclar. Soy LGTBI, soy ciudadano español como tú. La soberanía nacional me corresponde tanto a mí como a ti», sentenciaba un detractor de Rufián.
Una de las tantas respuestas a este tuit fue esta: «No es bueno confundir churras con merinas. Rufián lo dijo bien claro. Es un vehículo para leer reclamaciones del colectivo LGTBI. Deberías estar contento o agradecido por ello».