Miedo al fracaso, vértigo a la pérdida de reputación y presión por mantener tu estatus: rasgos que puede llegar a experimentar un actor después de saborear las mieles del éxito. “Después de ganar mucho dinero de niño, sufrí un bajón. Hay que reinventarse y buscarse la vida, al final nunca me ha faltado el aplauso porque siempre me he subido a un escenario. ¡Es que nuestro trabajo no solo es salir en televisión!”, explica David Carrillo, exprodigio de la factoría Disney y alma mater de Bellas y bestias, la obra de teatro que produce y protagoniza junto a José Ygarza, y que precisamente trata esta problemática. La historia, en clave de comedia negra frenética, narra el descenso a los infiernos de Alicia Castro, una actriz olvidada y arruinada.
La obra arranca con una nueva decepción profesional que se niega a aceptar, y decide mentir para que nadie sepa que la han rechazado para un papel. Su novio Marco –interpretado por Ygarza–, “un tipo duro que tiene una máscara, como todos los demás personajes”, anda por allí junto a Antonio, un cantante gay en el armario por miedo a que decirlo abiertamente le perjudique en su carrera. A Carrillo, encargado de darle vida, le hierve la sangre con este tipo de actitudes: “No seré yo quien saque del armario a nadie”, dice entre risas. “¿Por qué algunos artistas gays componen hablando en femenino con la intención de vender discos a las chicas? Me parece una hipocresía, y tiene que ver mucho con mi personaje, al que le sale una marica muy mala cuando toca”. Y añade: “Como fan, es absurdo pensar que algún día te vas a follar a tu ídolo. Como mucho, lo que hacen es masturbarse pensando en él... A los millennials les da igual la sexualidad de sus ídolos”. Ygarza echa más leña al fuego. “También depende del seguimiento que hagas y cómo lo vivas; hay cantantes que me encantan…, y les echaría un polvazo”.
Bellas y bestias también es un espacio para tratar temas sin tabúes y total libertad. “Hablamos de drogas, de relaciones humanas complicadas… Ahora que en general todos nos autocensuramos más que antes, es muy valiente la forma en la que lo contamos”, explica Carrillo, que reconoce haber tenido que sacar las garras antes del estreno mientras compaginaba todas sus labores en ella. Ambos usan para definirla el término ‘comedia femenina’. “Reflexionamos sobre lo que pasa con las actrices que llegan a una edad. Estoy harto de ver un galán con una tía buena, él con 57 años espantoso, y ella tiene que estar divina”. Queda claro que ante la discriminación y la desigualdad, a ambos les hierve la sangre. ¿Algo más que les despierte la bestia que todos llevamos dentro? Carrillo lo tiene claro: “Las drogas, que a muchos les hacen perder los papeles, aunque a mí me sientan fenomenal. En la obra sacamos el bote de GHB y el público gay se mea… Otra crítica con trasfondo: ¡mariquitas, no os droguéis tanto!”.
Fotos miguelangelfernandezphoto.com
BELLAS Y BESTIAS SE REPRESENTA LOS JUEVES EN EL TEATRO REINA VICTORIA (CARRERA DE SAN JERÓNIMO, 24) DE MADRID