Esta claro que las redes sociales son terreno abonado para la creatividad. También lo son para el odio y los haters absurdos, pero son el medio perfecto para combatir con buen rollo la homofobia y la intolerancia. Esta respuesta es perfecta para aquellos que aseguran (sí, increíble, pero sigue pasando) que la homosexualidad es una enfermedad.
-La homosexualidad es una enfermedad.
-Hola no puedo ir a trabajar, estoy gay
Así, sin nada más. Esta mini conversación en forma de meme que circula por WhatsApp deja sin argumentos a toda esa panda de energúmenos que siguen asegurando que ser gay es una enfermedad con cura.
El pasado mes de agosto publicábamos que Penny Mordaunt, ministra de igualdad del Reino Unido, trataba de «abuso» los denominados tratamientos de curación de la homosexualidad. La ministra recurrió a acciones tanto legislativas como no legislativas para acabar con el fomento, la propuesta y la ejecución de este tipo de ‘tratamientos’. Pertenece al partido de Theresa May, líder del Partido Conservador y Unionista, y primera ministra del Reino Unido.
Hay que remontarse hasta finales del siglo XIX para hablar de los primeros tratamientos; por esa época la psiquiatría consideraba la homosexualidad como una enfermedad. Tras muchos años de lucha por acabar con persecuciones, violencia, tabúes y desconocimiento, en 1990 la Organización Mundial de la Salud eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
En más de 70 países la homosexualidad se considera ilegal. Marruecos, Arabía Saudí, India, Irán, Afganistán, Irak, Siria, Indonesia, Malasia, Kenia, Namibia, Tanzania, Nigeria, Angola… son algunos de ellos.
Pero el drama va mucho más allá. En países como Irán, Arabia Saudí, Sudán o Yemen, la relaciones entre personas del mismo sexo están castigadas con la pena de muerte.
Por ello, estas bromas, que parece que no tienen mayor trascendencia, sí que la tienen. Hay muchas personas que, hoy día, siguen afirmando que podemos curarnos. Y hay mucho sufrimiento tras ello.
Es el lado bueno de las redes sociales, que sirven para sacarnos una sonrisa y hacer pensar a mucha gente en las barbaridades que están diciendo.