«Para el Partido Popular, España es plural y cabe todo el mundo, por lo que la derogación de la ley que prevé medidas de apoyo a las mujeres maltratadas y la ley que protege a las personas homosexuales quedan apartadas de la propuesta original». Con estas palabras en Espejo Público, el Vicesecretario Nacional de Organización del Partido Popular Javier Maroto se apresuraba a matizar que en el acuerdo alcanzado entre su formación y Vox para acabar con cuarenta años de socialismo en Andalucía no se incluiría ni un solo conato de medida discriminatoria relacionada con el colectivo LGTBI.
🔴@JavierMaroto: “Yo le propuse a @marianorajoy que crease la Consejería de Familia" #PPuntosAcuerdVOX ▶https://t.co/897gn9v8iQ pic.twitter.com/tX5jNzdQNU
— Espejo Público (@EspejoPublico) January 10, 2019
Sin embargo, en estos tiempos de inmediatez en los que vivimos, las palabras de Maroto, uno de los pocos políticos abiertamente gays del PP, llegaban demasiado tarde. Uno de sus últimos tuits celebrando el acuerdo desataba la ira de los que no entendían cómo podía alegrarse de entregar su alma a los que no pretenden la igualdad real. Recordemos que, en primera instancia, el partido presidido por Santiago Abascal sugería la “derogación de la Ley 8/2017, de 28 de diciembre, para garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI y sus familiares en Andalucía”.
La incomprensión, pese a que el político insistía en que gracias a su partido no se incluía la derogación LGTB, llegaba hasta algunos compañeros socialistas. La diputada de la Asamblea de Madrid –y una de las activistas LGTBI más notables de nuestro país– Carla Antonelli mostraba su rechazo. Y muchos catalogaban de «vergüenza» su actitud. Sin duda, este conflicto político-personal seguirá trayendo cola…