En nuestro caso, cumplimos el topicazo: el día de nuestra boda fue el más feliz de nuestras vidas… ¡de momento!
Decidimos casarnos porque queríamos ampliar la familia y, según la legislación española, debemos estar casadas para ser ambas madres legítimas.
Inicialmente, casarnos nunca estuvo en nuestros planes. Pero llegado el día, hicimos un tipo de celebración muy madrileña y muy de andar por casa, justo como nosotras somos: boda en la Plaza Mayor, luego un soleado y castizo paseo hasta el restaurante, situado en la cercana plaza de las Descalzas, y para terminar, guateque y copichuelas por la calle Nuncio. Todo por el centro.
Nos rodeamos de nuestra familia elegida, ¡y nos sacudieron oleadas de amor por todas partes! Realmente, fue una celebración del amor en todos los formatos.