Un discurso contra la LGTBIfobia, una camiseta con un «maricón» serigrafiado y una feroz crítica a Ciudadanos por querer declarar la Semana del Orgullo LGTB de Madrid fiesta de interés turístico regional bastó hace unos días a Eduardo Rubiño para acaparar focos, likes y retuits. El diputado de la Asamblea de Madrid por Podemos –y parte del equipo regional de Íñigo Errejón– en Más Madrid sabe que es momento de aparcar grietas y llamar a la unidad del colectivo para frenar a aquellos que quieren arrebatar libertades cosechadas. Y lo hace con un discurso que su generación necesita, y que sabemos que cala hondo.
SHANGAY ⇒ ¿Te desubica haberte convertido en un fenómeno viral?
EDUARDO RUBIÑO ⇒ Dentro de todo lo que hacemos en la Asamblea, que es un trabajo bastante invisible, con temas técnicos que no llegan al gran público, cuando de repente te das cuenta de que has conseguido tocar una tecla que ha llegado a mucha gente a través de las redes sociales significa que has hecho algo muy bien. Creo que había mucha gente esperando oír algo parecido, y tiene que ver con la necesidad del colectivo LGTB de movilizarse frente a una amenaza que puede conllevar la pérdida de derechos esenciales. Y si ha sido útil, pues contentísimo.
SHANGAY ⇒ ¿Qué conclusión sacas de aquel momento?
EDUARDO RUBIÑO ⇒ He sentido calor y he recibido mensajes de gente realmente emocionada. Me da la sensación de que hay muchos esperando a que luchemos para dar lo que corresponde a nuestra generación. Soy joven, y soy consciente de lo que se ha trabajado para que ahora disfrutemos de esta libertad, pero tengo la impresión de que los jóvenes quieren tomar el testigo. Hemos podido pensar que teníamos ciertas batallas ganadas, pero la historia demuestra que no hay nada conseguido de forma definitiva.
SHANGAY ⇒ ¿Hay un vacío generacional que te hace sentir la necesidad de convertirte en un referente?
EDUARDO RUBIÑO ⇒ Bueno, veo a personas jóvenes como King Jedet, con un discurso potentísimo con enorme significación que cuestiona las normas heteronormativas en la que nos hemos criado… Hay mucha gente que, desde ámbitos como la cultura o el activismo, está demostrando querer cambiar las cosas.
SHANGAY ⇒ Esto me lleva directamente a preguntarte por lo que opinas del término «activismo».
EDUARDO RUBIÑO ⇒ Desde hace unos años, el término, entendido como militante de una formación, ha perdido fuerza. Hoy en día hay muchas formas de ser activista, y es importante reivindicar todas y cada una de ellas para expresarnos, y puede tener desde una manifestación hasta un alegato en redes. Y desde luego, en las calles organizándonos. Formamos una constelación en la que apoyarnos. Se trata de ayudar a transformar la mente de jóvenes que se están haciendo preguntas entre dudas y miedos, o que están sufriendo acoso, que nos ha podido pasar a todos.
SHANGAY ⇒ Hablemos del pinkwashing. Hay debate entre los que supuestamente buscan votos a costa de lavar su imagen y los que realmente defienden nuestros derechos…
EDUARDO RUBIÑO ⇒ Estamos en un momento trascendental para el mundo LGTBI. El resurgimiento de la extrema derecha genera una situación de urgencia e implicación contra los que agitan banderas que creíamos olvidadas, como acabar con el matrimonio igualitario, prohibirnos adoptar, expulsar a las personas trans de la sanidad pública… Y con esto hay que trazar líneas rojas. Le critico a Ciudadanos no tanto sus posibles buenas intenciones o que no quieran ayudar al colectivo LGTB, sino que a la hora de la verdad acaban posicionándose del lado de Vox, a los que necesitan para cualquier tramitación presupuestaria. Ya ha ocurrido en Andalucía, y tengo la sensación de que ocurriría en Madrid y a nivel estatal. Y esa posición es muy incoherente con respecto a las personas LGTBI. No pueden defender nuestros derechos por la mañana y sacar los presupuestos con Vox por la tarde.
SHANGAY ⇒ También te he visto contrariado por la polémica que desató un mitín de Vox en el Teatro Barceló, 48 horas antes de que allí se organizase una fiesta LGTB…
EDUARDO RUBIÑO ⇒ Que las empresas se posicionen no es necesariamente malo, hacen publicidad e intervienen socialmente, y no tiene por qué suponer un retroceso. Aunque con eso tampoco basta, hace falta una sociedad crítica que tenga claro que sus principios pueden no tener que ver con un tejido empresarial, porque, en definitiva, miran para hacer negocio. Mucha gente está despertando, y se ve. La reacción a lo que ocurrió con lo del teatro Barceló es un ejemplo de esto, hay un caldo de cultivo de gente preocupada. Y ahí hubo debate entre posturas, los que comprendían a los organizadores, los que cargaron duramente… Pero hubo una reacción donde todo el mundo entendió que no es normal que 800 jóvenes se citen para abuchear una bandera LGTBI, que representa la libertad de mucha gente.
SHANGAY ⇒ ¿Entiendes al gay votante derechas?
EDUARDO RUBIÑO ⇒ Perfectamente, los hay que han podido confiar en opciones liberales comprometidas con el colectivo, a priori. Pero también está produciéndose una traición. Hay otros partidos liberales en Europa que apoyan al colectivo LGTBI, pero que no pactan con la extrema derecha. Mira la crítica que ha hecho Manuel Valls, porque en otros países tienen claro que con la extrema derecha y los homófobos no se va a ninguna parte… Una línea roja que no se puede franquear, porque entonces estás bordeando con los límites de la propia democracia.
SHANGAY ⇒ Puestos a elegir lo «menos malo», ¿prefieres a los homófobos que hablan sin tapujos o a los que usan eufemismos?
EDUARDO RUBIÑO ⇒ Esta especie de liberación del bozal que ha experimentado la derecha en nuestro país… Juegan todo el rato a ser políticamente incorrectos. Van más de frente y se les ve venir de lejos, y ayuda a que podamos reaccionar, eso que hemos ganado… Pero del mismo modo, romper los consensos que está rompiendo Vox también es una amenaza. Me da miedo que hasta hace dos días hubiese unanimidad para luchar contra la violencia machista y, de repente, un partido articula un discurso con todo lo contrario que llega a gente. O las reasignaciones de sexo… Incluso el más reaccionario del PP no se hubiera atrevido a hacer un comentario tránsfobo u homófobo a la ligera, aunque lo pensara. No podían permitírselo, porque había una hegemonía al menos de moderación discursiva. Había…
SHANGAY ⇒ ¿Crees que el colectivo LGTB está suficientemente unido para lo que pides?
EDUARDO RUBIÑO ⇒ Los colectivos son complejos, y la diferencia y la pluralidad son buenas. Pero es el momento para apartar los debates periféricos y tomar conciencia de que, o remamos todos juntos para proteger lo conseguido, o nos van a ganar la partida. Independientemente de la ideología y temas en los que no estamos de acuerdo, sí tenemos claro que no queremos volver atrás. Salimos de una dictadura de cuarenta años represiva con la libertad sexual, y algunos quiere llevarnos ahí.
SHANGAY ⇒ ¿Ves relación entre este fenómeno y las agresiones homófobas? ¿Cómo se frenan?
EDUARDO RUBIÑO ⇒ Es muy triste, es verdad que el perfil del agresor responde a un patrón. Hay una parte que tiene que ver con la educación, pero necesitamos leyes especificas. No es lo mismo una pelea de bar de borrachos que una persecución por ser gay. Hay un componente de odio específico muy grave… Y uno de los grandes fracasos de esta legislatura es no haber sacado adelante en el Congreso la ley LGTBI…, y no hay excusa que valga. Y en Madrid, aunque se han aprobado leyes que nos han colocado a la vanguardia, el gobierno no las está aplicando.
Polo: Bershka
Fotos: miguelangelfernandezphoto.com
Maquillaje: david deiBis